domingo, 9 de junio de 2013

Llamada a la construcción de un camino



El barco estaba casi listo. Unas pocas adquisiciones más, y podría navegar hacia el Este en busca del misterioso anciano. Él, se encontraba en el mismo sitio que el día anterior, y que el anterior del anterior, y que el anterior del anterior del anterior, y así un largo etcétera que llegaba al mes y medio. Siempre sentado en el mismo sitio, el acantilado. Desde allí, él coordinaba la construcción del barco, y su mente podía desvanecerse en el horizonte.
Su segundo de a bordo llegó, para informarle de la llegada de tres personas, que no esperaron en la playa, sino que subieron hasta su situación. Aunque el capitán ya sabía de la presencia de dos de ellos,  pues había visto su barco hacía dos días rodeando la isla. La primera en presentarse  fue una joven, el capitán le había visto en una de las bases del gobierno central.
                -¿Una marine por aquí? ¿Tan mal está el gobierno central que me manda miembros rasos? – Comentó el capitán con una sonrisa irónica bajo la capucha.
                -He dejado al gobierno central, vengo a enrolarme. Si hace falta empezaré desde lo más bajo, pero dame una oportunidad de demostrar que soy libre para marcar mi propio camino.
                -Sabes bien, que yo no soy el gobierno central. Yo, siempre doy una oportunidad a quien la pida. Pero recuerda que a partir de ahora todo cambiará, tendrás que trabajar duro, estarás perseguida por el gobierno central, y tendrás que aguantar la fama que otros te ponen “cambiacapas”. – Tras un silencio, el capitán continuó – Que no te moleste nunca lo que los demás puedan decir de ti novata. Vete a ayudar a tus compañeros en la playa.
“Espero no arrepentirme de esta decisión como antes” pensó el capitán, fijando la vista hacía el horizonte, y  añorando ver lo que hacía un mes y medio esperaba allí sentado. Tras unos segundos de silencio, llegaron otros dos invitados. Ambos con viejas indumentarias con capucha blanca, con golpes, arañazos, pero conservando toda su nobleza, y valiente apariencia. “Renegados” pensó el capitán, “Al fin se presentan”. Ambos antiguos compañeros, le observaron, y se arrodillaron ante él.
                -Queremos enrolarnos mi capitán.

No hay comentarios:

Publicar un comentario