El graznido de las gaviotas le hizo fijar la vista en la
basta tierra que en ese momento se acercaba lentamente hacía ellos. Su
inseparable compañera, se apoyó en la barandilla a su lado y le sonrió. El
viento acarició sus rostros y jugueteó con su pelo como si de una cálida
bienvenida se tratara.
-No
entiendo porque abandonamos la búsqueda del gremio y nos dirigimos hacía
aquella isla –dijo ella rompiendo el silencio.
-Ellos
ya han tomado sus caminos, se han convertido en capitanes de sus propias
tripulaciones y aunque todos sepamos que siempre seremos una familia… es
demasiado tarde para nosotros, además necesito ver a alguien. Una persona que
hace muchos años que no veo…
-Aún no
me has contado cómo conseguiste la armadura…
…
-¡Vamos
levántate! –su voz resonó de entre los más oscuros rincones del valle- de que
te sirven todos esos poderes si ya te has rendido…
Con todas sus fuerzas clavó la espada en el suelo y lentamente
logró incorporarse. De entre las sombras
del bosque él surgió como un rayo, propinándole una patada en la cara.
Lo intentó una vez y otra, pero siempre salía perdiendo. Daba igual en que se
transformara, águila, lobo, oso, serpiente… siempre era capaz de verlo, de sentirlo,
de hacerle retroceder. Fue capaz de domar el rayo con una mano, de apagar su
fuego con un movimiento, de romper la fuerza del viento… no había nada que
pudiera contra él.
-No me
he rendido… -le respondió escupiendo la sangre de su boca- solo estoy agotado.
-Agotado…
-dijo con asco mientras su cuerpo surgía de nuevo desde la cascada- ¿eso es lo
que te ha hecho cargar con tantas luchas?
Su mano tornada en garra le agarró con fuerza del cuello y
le ascendió cascada arriba. Cuando su cuerpo calló pesadamente en el suelo de
la roca más alta, tosió al poder respirar de nuevo. La falta de aire y el dolor
provocaron que dos finas lágrimas recorrieran su rostro, y el olor de su propia
sangre le hizo temer por su vida.
-Sí… lo
puedo ver… ahí está –dijo el caballero negro mirándole con expresión fría- por
eso fracasaste, tenías miedo, miedo a la soledad, miedo al rechazo de aquellos
a los que protegías.
-Ca… ¡¡cállate!!
-Miedo
a que aun luchando por la justicia y la libertad, fracasaras, tu mente no podía
entender que la injusticia y la corrupción pudieran con la verdad. No asumiste
la derrota, decidiste la decisión más difícil y la más honorable, sí, pero en
ese momento olvidaste lo más importante. En ese momento fuiste egoísta,
intestaste luchar con todas tus fuerzas en lugar de asumir la realidad del
mundo en el que vives.
-¡¡CALLATE!!
–la bestia que habitaba en su interior se apoderó de su cuerpo mente y sin
dudarlo se lanzó a por él- ¿¡¿¡QUÉ QUERÍAS QUE HICIERA!?!? –el caballero negro
esquivó la garra del oso sin dificultad- ¿ABANDONARLOS CÓMO MIS ANTIGUOS
MAESTROS HICIERON CONMIGO? –desvió el rayo con una patada- ¿DEJAR QUE PENSARAN
QUE ELLOS TENÍAN LA CULPA? –le apartó de él con un golpe seco en el pecho- ¿QUE
GUARDARAN RENCOR HACIA SI MISMOS POR ALGO QUE NO HICIERON?
-Intentabas
evitar que se internaran en una guerra como la que tú te viste obligado a hacer
frente… - su cuerpo adoptó una posición relajada- fue una decisión muy noble,
pero a la vez estúpida. Tuviste miedo a que sufrieran y eso casi te cuesta
perderte a ti mismo. El miedo te hizo olvidar lo más importante de todo.
-Lo más
importante son ellos…
-¿Por qué
luchabas tú entonces?
-Por un
mundo libre, sin injusticias. Un lugar
dónde la lealtad, la confianza y los sueños pudieran ser perseguidos sin que
nadie se aproveche de ello. Un mundo de paz, sin corrupción, sin… sin miedos…
-Exacto
joven rebelde, sin miedos. Un hombre puede ser muchas cosas, te convertiste en un
héroe al enfrentarte a todo eso, pero
tenías miedo, pensaste enfrentar ese miedo por todos aquellos a los que debías
proteger y por ti. Pero cuando un hombre lucha por algo más, algo más
importante que todo eso, algo inquebrantable… se convierte en una leyenda. Tú
eres una de ellas sin duda pero lo has olvidado. ¿Quieres la fuerza para volver
a ser alguien libre y jamás dejar de luchar por esos ideales?
-Sí.
Lentamente se levantó. La sangre brotó de su boca en forma
de arcada, tenía un brazo paralizado, algunas costillas rotas, y estaba lleno
de golpes y arañazos, pero aún con su ojo bueno pudo ver el impresionante
bosque que se postraba a sus pies. Allí arriba podía verlo todo, podía decidir qué
camino tomar…
-Tu
armadura te espera en las profundidades del lago –le susurró con una sonrisa el
caballero negro- si eres quien creo que eres, ve a por ella, vuela como un
dragón. Enséñale al mundo porque luchas. Demuestra que pasa si alguien se pone
en tu camino.
No lo dudó un segundo, no había miedos, él tomaría esa
decisión, y cuando se arrojó al vacío supo que sería su camino para siempre.
…
-¡Eh! –la
joven garra de león le miraba con una expresión burlona –aún no me has
contestado a la pregunta…
-Es
algo que solo tú mismo puedes sentir y decidir –respondió él besándole la
mejilla con la sonrisa de un hombre al que jamás nadie conseguiría postrar.
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