jueves, 19 de mayo de 2016

El vuelo del dragón (parte 2)



La brisa del viento acarició su rostro como si de una madre se tratase. La intensa lluvia había desaparecido y el sol comenzaba a ganar la partida a las negras nubes después de muchas jornadas. Ahí estaba la belleza de su tierra… grandes y bastas montañas, verdes y húmedas porciones de bosques que solo los más fuertes de la historia pueden llegar a soportar y amar.
Sus ojos verdes observaban cómo entre los árboles más lejanos del valle, aquellos impresionantes jóvenes se alejaban para no volver jamás.
                -Eres increíble… -la voz de su compañera a su espalda le hizo sonreír- cuatro días… fuiste el último en llegar y en solo cuatro días has conseguido que esos jóvenes se hayan conseguido ganar todas las batallas una tras otra. Les has enseñado a confiar en sí mismos, a pelear por lo que creen y por quienes aman, les has dado la más poderosa de las armas… su propio potencial.
                -Solo he hecho lo que he crei…
                -Has hecho lo correcto –le interrumpió ella con una sonrisa- te has convertido en un auténtico dragón.
                -Vosotros me habéis ayudado a conseguirlo. Gracias a vosotros he recuperado todo aquello que pensaba perdido y me habéis brindado la oportunidad de aprender más y convertirme en alguien mejor cada día, no lo olvidare, lo juro.
                -Ha llegado un mensaje desde arriba, una serie de frentes abiertos están empezando a avanzar… me han pedido informarte a ti personalmente. Tú presencia al mando de las tropas sería de gran ayuda allí, pero recuerda eres totalmente libre de ir.
                -Gracias por confiar en mí –le dijo él con la sonrisa más sincera que ella había visto jamás, antes de que su cuerpo desapareciera con el viento. 
Ahí estaba el legado del guardian más grande de la tierra, un soldado que luchando por sus ideales, asumió la carga de liderar un ejército, aquel que siguiendo a su corazón para luchar contra la injusticia  y la libertad tuvo el valor de enfrentarse a sus superiores y convertirse en el pirata más grande de la historia. El ganador de dos grandes guerras y superviviente de la mayor traición que un hombre puede soportar. Aquel que fue capaz de disolver a su propia familia para protegerla y de sacrificar su cuerpo y mente con el mismo propósito. Era  conocido de muchas formas: rebelde, pirata, maestro... era indomable, libre, sincero, resistente, tenaz, por eso ellos preferían llamarlo dragón.

martes, 3 de mayo de 2016

El vuelo del dragón




El graznido de las gaviotas le hizo fijar la vista en la basta tierra que en ese momento se acercaba lentamente hacía ellos. Su inseparable compañera, se apoyó en la barandilla a su lado y le sonrió. El viento acarició sus rostros y jugueteó con su pelo como si de una cálida bienvenida se tratara.
                -No entiendo porque abandonamos la búsqueda del gremio y nos dirigimos hacía aquella isla –dijo ella rompiendo el silencio.
                -Ellos ya han tomado sus caminos, se han convertido en capitanes de sus propias tripulaciones y aunque todos sepamos que siempre seremos una familia… es demasiado tarde para nosotros, además necesito ver a alguien. Una persona que hace muchos años que no veo…
                -Aún no me has contado cómo conseguiste la armadura…
                -¡Vamos levántate! –su voz resonó de entre los más oscuros rincones del valle- de que te sirven todos esos poderes si ya te has rendido…
Con todas sus fuerzas clavó la espada en el suelo y lentamente logró incorporarse. De entre las sombras  del bosque él surgió como un rayo, propinándole una patada en la cara. Lo intentó una vez y otra, pero siempre salía perdiendo. Daba igual en que se transformara, águila, lobo, oso, serpiente… siempre era capaz de verlo, de sentirlo, de hacerle retroceder. Fue capaz de domar el rayo con una mano, de apagar su fuego con un movimiento, de romper la fuerza del viento… no había nada que pudiera contra él.
                -No me he rendido… -le respondió escupiendo la sangre de su boca- solo estoy agotado.
                -Agotado… -dijo con asco mientras su cuerpo surgía de nuevo desde la cascada- ¿eso es lo que te ha hecho cargar con tantas luchas?
Su mano tornada en garra le agarró con fuerza del cuello y le ascendió cascada arriba. Cuando su cuerpo calló pesadamente en el suelo de la roca más alta, tosió al poder respirar de nuevo. La falta de aire y el dolor provocaron que dos finas lágrimas recorrieran su rostro, y el olor de su propia sangre le hizo temer por su vida.
                -Sí… lo puedo ver… ahí está –dijo el caballero negro mirándole con expresión fría- por eso fracasaste, tenías miedo, miedo a la soledad, miedo al rechazo de aquellos a los que protegías.
                -Ca… ¡¡cállate!!
                -Miedo a que aun luchando por la justicia y la libertad, fracasaras, tu mente no podía entender que la injusticia y la corrupción pudieran con la verdad. No asumiste la derrota, decidiste la decisión más difícil y la más honorable, sí, pero en ese momento olvidaste lo más importante. En ese momento fuiste egoísta, intestaste luchar con todas tus fuerzas en lugar de asumir la realidad del mundo en el que vives.
                -¡¡CALLATE!! –la bestia que habitaba en su interior se apoderó de su cuerpo mente y sin dudarlo se lanzó a por él- ¿¡¿¡QUÉ QUERÍAS QUE HICIERA!?!? –el caballero negro esquivó la garra del oso sin dificultad- ¿ABANDONARLOS CÓMO MIS ANTIGUOS MAESTROS HICIERON CONMIGO? –desvió el rayo con una patada- ¿DEJAR QUE PENSARAN QUE ELLOS TENÍAN LA CULPA? –le apartó de él con un golpe seco en el pecho- ¿QUE GUARDARAN RENCOR HACIA SI MISMOS POR ALGO QUE NO HICIERON?
                -Intentabas evitar que se internaran en una guerra como la que tú te viste obligado a hacer frente… - su cuerpo adoptó una posición relajada- fue una decisión muy noble, pero a la vez estúpida. Tuviste miedo a que sufrieran y eso casi te cuesta perderte a ti mismo. El miedo te hizo olvidar lo más importante de todo.
                -Lo más importante son ellos…
                -¿Por qué luchabas tú entonces?
                -Por un mundo libre,  sin injusticias. Un lugar dónde la lealtad, la confianza y los sueños pudieran ser perseguidos sin que nadie se aproveche de ello. Un mundo de paz, sin corrupción, sin… sin miedos…
                -Exacto joven rebelde, sin miedos. Un hombre puede ser muchas cosas, te convertiste en un héroe al enfrentarte a  todo eso, pero tenías miedo, pensaste enfrentar ese miedo por todos aquellos a los que debías proteger y por ti. Pero cuando un hombre lucha por algo más, algo más importante que todo eso, algo inquebrantable… se convierte en una leyenda. Tú eres una de ellas sin duda pero lo has olvidado. ¿Quieres la fuerza para volver a ser alguien libre y jamás dejar de luchar por esos ideales?
                -Sí.
Lentamente se levantó. La sangre brotó de su boca en forma de arcada, tenía un brazo paralizado, algunas costillas rotas, y estaba lleno de golpes y arañazos, pero aún con su ojo bueno pudo ver el impresionante bosque que se postraba a sus pies. Allí arriba podía verlo todo, podía decidir qué camino tomar…
                -Tu armadura te espera en las profundidades del lago –le susurró con una sonrisa el caballero negro- si eres quien creo que eres, ve a por ella, vuela como un dragón. Enséñale al mundo porque luchas. Demuestra que pasa si alguien se pone en tu camino.
No lo dudó un segundo, no había miedos, él tomaría esa decisión, y cuando se arrojó al vacío supo que sería su camino para siempre. 

                -¡Eh! –la joven garra de león le miraba con una expresión burlona –aún no me has contestado a la pregunta…
                -Es algo que solo tú mismo puedes sentir y decidir –respondió él besándole la mejilla con la sonrisa de un hombre al que jamás nadie conseguiría postrar.