martes, 22 de julio de 2014

El reflejo del hielo



La habitación estaba helada, ya desde el pasillo de aquel maldito castillo podía sentirlo. Lentamente su mano giró el pomo de la puerta, la cual produciendo un irritante chirrido, abrió los secretos de la estancia. Cuatro arcos y un espejo.
Sin pensárselo demasiado se adentró en la fría habitación, estaba nervioso… tan nervioso que notaba el sonido de los acelerados latidos de su corazón. Y pasó el primer arco, y su armadura de capucha blanca se separó de su cuerpo bruscamente, en un intento desesperado por coger su espada, un bloque de hielo le golpeó su pecho desnudo…
Lentamente se incorporó… ¿qué clase de extraña hechicería había sido eso? Con el corazón en un puño pasó el segundo arco, y una llama verde esmeralda salió de su corazón… sintió el frio de la estancia, el hielo en las paredes, la nieve del exterior… su cuerpo comenzó a tiritar…
Pasó el tercer arco, y su labios invocaron el poder del viento de forma inconsciente ¿Qué estaba pasando? Sentía como el poder con el cual había nacido se alejaba de él,  su energía dejaba de fluir por sus venas…
Tambaleándose pasó el cuarto y último arco, y el trueno descendió golpeándole de lleno… sintió como más de ciento cincuenta  millones de voltios recorrían cada parte de su cuerpo, apretó los dientes… le dolía mucho, y su visión comenzaba a fallarle, pero jamás gritaría… sus piernas fallaron, y su cuerpo calló pesadamente sobre el suelo.
El guardián del espejo le observó desde las sombras… ningún mortal había conseguido pasar del tercer arco, y allí se encontraba aquel muchacho inconsciente bajo el cuarto… su cuerpo yacía inmóvil, apenas respiraba… moriría allí en pocos segundos…

Su brazo se estiró y su mano agarró con fuerza el helado suelo…  el guardián se incorporó anonadado, era imposible que un simple mortal pudiera seguir con vida tras pasar por semejante prueba… arrastró poco a poco su cuerpo sobre el frío suelo… ¿Por qué seguía adelante? ¿Qué impulsaba esa temeridad, esa resistencia? ¿Cuál era el objetivo de aquella insensatez? Pensaba el guardián una y otra vez mientras el joven se arrodillaba frente al espejo de hielo.
Sus ojos se clavaron en el espejo… y tras cinco minutos sin moverse, levantó la cara con tristeza. Sus labios solo pudieron articular un “¿por qué?”, antes de desmayarse.
El guardián se acercó al cuerpo del capitán… ¿Qué habría venido a buscar en el espejo? ¿Qué prueba le habría puesto ese maldito pedazo de hielo…? Lentamente tocó con su mano la frente del joven inconsciente… y lo vio… vio el dolor del trueno, el frió sin el fuego esmeralda, el miedo sin el viento y su armadura, sintió a la muerte… y vio el interior del espejo… vio un dragón verde sin fuego, sin alas, sin dientes, ahogándose entre las olas… y vio odio, rabia, lágrimas, gritos de dolor, todo eso que jamás había sacado de dentro, se lo estaba guardando para él… pero… ¿por qué?… y entonces vio lo más profundo de su corazón, una sola imagen… y entonces el guardián retiró la mano y comprendió. Un buen motivo para no perecer sin duda…
Lentamente se incorporó, y se dirigió a la salida, sus ojos se volvieron hacía el cuerpo del capitán con una expresión de lástima… ojalá consiga lo que persigue.  Y el guardián cerró la puerta  sabiendo que en cuestión de minutos el joven saldría por su propio pie, y que el espejo que tanto tiempo ha estado guardando se quebraría para siempre.

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