La habitación estaba helada, ya desde el pasillo de aquel
maldito castillo podía sentirlo. Lentamente su mano giró el pomo de la puerta,
la cual produciendo un irritante chirrido, abrió los secretos de la estancia.
Cuatro arcos y un espejo.
Sin pensárselo demasiado se adentró en la fría habitación,
estaba nervioso… tan nervioso que notaba el sonido de los acelerados latidos de
su corazón. Y pasó el primer arco, y su armadura de capucha blanca se separó de
su cuerpo bruscamente, en un intento desesperado por coger su espada, un bloque
de hielo le golpeó su pecho desnudo…
Lentamente se incorporó… ¿qué clase de extraña hechicería
había sido eso? Con el corazón en un puño pasó el segundo arco, y una llama
verde esmeralda salió de su corazón… sintió el frio de la estancia, el hielo en
las paredes, la nieve del exterior… su cuerpo comenzó a tiritar…
Pasó el tercer arco, y su labios invocaron el poder del viento de
forma inconsciente ¿Qué estaba pasando? Sentía como el poder con el cual había
nacido se alejaba de él, su energía
dejaba de fluir por sus venas…
Tambaleándose pasó el cuarto y último arco, y el trueno
descendió golpeándole de lleno… sintió como más de ciento cincuenta millones de voltios recorrían cada parte de
su cuerpo, apretó los dientes… le dolía mucho, y su visión comenzaba a
fallarle, pero jamás gritaría… sus piernas fallaron, y su cuerpo calló
pesadamente sobre el suelo.
El guardián del espejo le observó desde las sombras… ningún
mortal había conseguido pasar del tercer arco, y allí se encontraba aquel
muchacho inconsciente bajo el cuarto… su cuerpo yacía inmóvil, apenas
respiraba… moriría allí en pocos segundos…
Su brazo se estiró y su mano agarró con fuerza el helado
suelo… el guardián se incorporó
anonadado, era imposible que un simple mortal pudiera seguir con vida tras pasar por
semejante prueba… arrastró poco a poco su cuerpo sobre el frío suelo… ¿Por qué
seguía adelante? ¿Qué impulsaba esa temeridad, esa resistencia? ¿Cuál era el
objetivo de aquella insensatez? Pensaba el guardián una y otra vez mientras el
joven se arrodillaba frente al espejo de hielo.
Sus ojos se clavaron en el espejo… y tras cinco minutos sin
moverse, levantó la cara con tristeza. Sus labios solo pudieron articular un “¿por qué?”, antes de desmayarse.
El guardián se acercó al cuerpo del capitán… ¿Qué habría
venido a buscar en el espejo? ¿Qué prueba le habría puesto ese maldito pedazo
de hielo…? Lentamente tocó con su mano la frente del joven inconsciente… y lo
vio… vio el dolor del trueno, el frió sin el fuego esmeralda, el miedo sin el
viento y su armadura, sintió a la muerte… y vio el interior del espejo… vio un
dragón verde sin fuego, sin alas, sin dientes, ahogándose entre las olas… y vio
odio, rabia, lágrimas, gritos de dolor, todo eso que jamás había sacado de
dentro, se lo estaba guardando para él… pero… ¿por qué?… y entonces vio lo más
profundo de su corazón, una sola imagen… y entonces el guardián retiró la mano
y comprendió. Un buen motivo para no perecer sin duda…
Lentamente se incorporó, y se dirigió a la salida, sus ojos
se volvieron hacía el cuerpo del capitán con una expresión de lástima… ojalá
consiga lo que persigue. Y el guardián
cerró la puerta sabiendo que en cuestión
de minutos el joven saldría por su propio pie, y que el espejo que tanto tiempo ha estado guardando se quebraría
para siempre.
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