lunes, 11 de mayo de 2015

La triste melodía del viento



El intenso silencio se vio interrumpido por el aterrador grito. Las aves, presa del pánico salieron revoloteando segundos antes de que sus nidos, su mundo de naturaleza... fuera consumido por el intenso fuego rojo. Incluso desde el tejado del castillo pudo vislumbrar la sombra entre las llamas… sabía cuál era su objetivo.
Sin pensarlo dos veces se dejó caer, era el momento de actuar…
                -¡¡NO ENTRARÁS EN ESTE CASTILLO!! –le gritó una vez hubo tocado el suelo.
Las llamas se intensificaron con furia, era fuerte… su fuente era pura maldad. Como acto reflejo, sus dedos acariciaron su enfundada espada, y en ese momento la duda entró en su mente, ¿por qué no? solo tendría que desenvainarla, en un solo golpe caería… sin duda sería lo justo, lo lógico… se lo merecía, sin duda, pero…
                -¡¡NO TE ATREVAS A DESAFIARME!! –gritó la voz entre las llamas- ¡TÚ JAMÁS PODRÁS PARARME!
El ardiente cuerpo se lanzó sobre el suyo, sus manos rodearon su cuello, quemaban… ¿por qué no lo hacía? el momento era crítico solo uno de los dos podría vivir… solo tenía que desenvainar y atravesar con su espada ese negro corazón para siempre. 
El mundo comenzaba a desaparecer a su alrededor… pronto podría dejar de respirar si no reaccionaba… sin darse cuenta en su mente solo había cabida para ellos, aquellos que tanto amaba y protegía, no podía dejarles solos… y entonces cuando sus ojos vislumbraron a sus soldados en la lejanía  lo comprendió… ¿para qué acabar con él? no merecía ese privilegio… nunca más lo tendría.
Su pierna le golpeó, y sus brazos lo quitaron de encima sin dificultad… desenvainó su espada, y con toda la rabia de su ser saltó sobre él…
El viento comenzó a soplar con fuerza… cada vez más y más… las llamas, presas de su propia inestabilidad sucumbieron en cuestión de segundos frente al huracán. Ambos temblaban… uno de rabia… había tomado la decisión correcta, aunque dura; el otro solo podía mirar con miedo la espada clavada en el suelo a escasos centímetros de su rostro.
                -La próxima vez que ataques a quienes amo… -comenzó mientras se incorporaba- no tendrás tanta suerte… ¡¡TE LO JURO!!
Los soldados llegaron y lo miraron con cierto temor… sin mediar palabra, se llevaron al cobarde que callaba con la cabeza baja.
                -¿Qué quiere que hagamos con él? –le dijo uno con timidez.
                -Yo soy maestro, enseño, no juzgo… llevarlo ante quien consideréis oportuno.
                -Señor… su cuello… -dijo otro de los soldados señalándole.
                -¿No habéis oído…? Alejarlo de este lugar e intentar que no vuelva a actuar…

sábado, 2 de mayo de 2015

El hermano del bosque



El bosque estaba completamente  en silencio. El sol, señor de los cielos se alzaba fuerte y vigoroso, no había atisbo de agua, ni brisa alguna de viento que aliviara el intenso calor que el duro rey de las estrellas generaba. Pero él no cesó de correr, los pájaros habían cesado su canto, todo se alzaba demasiado silencioso.
Sin previo aviso, el primer atacante se lanzó hacia él, “demasiado fácil” pensaba mientras  esquivaba con un simple movimiento hacia la derecha, de entre los árboles un pequeño grupo saltó a por él, pero con otro movimiento hacia la izquierda evadió el ataque sin problemas. Sin siquiera girarse se agachó esquivando el ataque de otro de ellos a su espalda, y rodando sobre sí mismo se libró de ser noqueado por otros dos más. Una vez se hubo reincorporado otro nuevo grupo se abalanzó hacia él, pero apoyándose con un tronco pudo esquivarles sin dificultad alguna. Todos y cada uno de ellos le rodearon con un círculo… ¿de verdad pensaban que lo tenían atrapado?
Todo ocurrió en un instante, cada uno de los integrantes del círculo se abalanzó sobre él, y en cuestión de segundos una montaña de pequeñas personas le cubrió por completo. Sin siquiera dudarlo comenzó a preparar su primer ataque. Sería suficiente para que cada uno saliera disparado y le dejaran vía libre… sin previo aviso de entre el tumulto de personas se abrió un hueco, y una espada de madera toco su pecho.
                -¡¡ESTAS MUERTO!! –gritó uno de ellos con una carcajada, al tiempo que sus compañeros le vitoreaban.
Todos se habían separado de él, y aún tendido en el suelo no pudo evitarlo y comenzó a reír con una sonora carcajada ¿habían conseguido burlarle? Le habían atacado todos a la vez para tenerle entretenido mientras uno daba el golpe de la victoria… sencillamente le habían engañado completamente.
                -¡¡Habéis aprendido demasiado bien me temo!! –exclamó el líder rebelde aún en el suelo riendo- ¡Bravo chicos, habéis estado muy bien!
                -Nada mal joven maestro…
La voz de la guardiana del bosque a su espalda le hizo sonreír y girarse. Allí estaba ella con su bastón, cuanto la admiraba… había aprendido mucho de ella, aun en su estado era de las mejores maestras que una persona podía encontrar. Estricta, recta, de férreos valores e intachables convicciones, fuerte y resistente tanto físicamente como psicológicamente, también cariñosa, educada, amable, y siempre sincera. Muchos la temían, y muchos más la admiraban y respetaban… una auténtica maestra de maestros.
                -Es la hora… -dijo ella con una triste sonrisa.
                -Está bien… -dijo él levantándose y volviéndose hacia los pequeños.
Ellos le miraban con expresión asustada y confusa. Él como siempre les sonrió… aunque en su corazón no quería hacerlo, volvió a hacer lo correcto.
                -Tengo que irme… -comenzó.
                -¿A dónde? –dijo uno de ellos asustado.
                -¿Hemos hecho algo mal? ¿Te hemos enfadado? –dijo otra con lágrimas en los ojos.
                -No… debo irme, lejos de este bosque, durante mucho mucho tiempo, ni siquiera sé si podré volver algún día. Sabíais que no era algo permanente, y que este día llegaría. Durante casi dos años, os he enseñado con todo mi corazón a todos y cada uno de vosotros, me daba igual vuestra procedencia o vuestro pasado, queríais estar aquí y eso es lo que importaba y lo que importa. Durante este tiempo a vuestro lado habéis aprendido mucho, y aunque aún os queda camino por recorrer, puedo decir que me siento orgulloso de vosotros. Todos acabaréis saliendo de este bosque tarde o temprano, y cuando eso pase estoy seguro que estaréis preparados. Quizás volváis a mí con el tiempo, o quizás no ¿quién sabe…? lo maravilloso de este mundo es aprender de sus sorpresas –ellos lloraban, era inevitable… aún les quedaba mucho por aprender. Lentamente se arrodilló y extendiendo sus brazos solo pudo vocalizar- dar un abrazo al que un día tuvo la suerte de ser vuestro maestro…
Su sonrisa no se borró, y sus ojos no desprendieron lágrimas, hacía mucho que sus lágrimas se habían secado, pero mientras esos pequeños le abrazaban, en su interior una garra le estaba arrancando una parte del corazón. Lentamente se levantó y miró a la gran mujer que con lágrimas en los ojos le sonreía.
                -Gracias por todo… -dijo ella abrazándolo.
                -Quien debería estar agradecido soy yo… jamás me olvidaré de vosotros, jamás… siempre seremos amigos… lo prometo.
                -Recuerda que tú tienes otros muchachos a tu cuidado, sigue con tu revolución muchacho, enseña a ese mundo podrido que el cariño, y los sueños son lazos más fuertes que cualquier otro poder. Demuestra al mundo que siempre hay esperanza para amar, para confiar, para aprender, para vivir. Y ahora… ¡¡VETE Y NO VUELVAS HASTA QUE TÚ REVOLUCIÓN NO CAMBIE EL MUNDO, MI QUERIDO MUCHACHO!!
El líder rebelde, la volvió a abrazar y besando su húmeda mejilla comenzó su partida, y mientras oía sus llantos y sus despedidas, fue dejando atrás un lugar dónde se forman auténticas personas, mientras se prometía que él lograría algo así…