sábado, 2 de mayo de 2015

El hermano del bosque



El bosque estaba completamente  en silencio. El sol, señor de los cielos se alzaba fuerte y vigoroso, no había atisbo de agua, ni brisa alguna de viento que aliviara el intenso calor que el duro rey de las estrellas generaba. Pero él no cesó de correr, los pájaros habían cesado su canto, todo se alzaba demasiado silencioso.
Sin previo aviso, el primer atacante se lanzó hacia él, “demasiado fácil” pensaba mientras  esquivaba con un simple movimiento hacia la derecha, de entre los árboles un pequeño grupo saltó a por él, pero con otro movimiento hacia la izquierda evadió el ataque sin problemas. Sin siquiera girarse se agachó esquivando el ataque de otro de ellos a su espalda, y rodando sobre sí mismo se libró de ser noqueado por otros dos más. Una vez se hubo reincorporado otro nuevo grupo se abalanzó hacia él, pero apoyándose con un tronco pudo esquivarles sin dificultad alguna. Todos y cada uno de ellos le rodearon con un círculo… ¿de verdad pensaban que lo tenían atrapado?
Todo ocurrió en un instante, cada uno de los integrantes del círculo se abalanzó sobre él, y en cuestión de segundos una montaña de pequeñas personas le cubrió por completo. Sin siquiera dudarlo comenzó a preparar su primer ataque. Sería suficiente para que cada uno saliera disparado y le dejaran vía libre… sin previo aviso de entre el tumulto de personas se abrió un hueco, y una espada de madera toco su pecho.
                -¡¡ESTAS MUERTO!! –gritó uno de ellos con una carcajada, al tiempo que sus compañeros le vitoreaban.
Todos se habían separado de él, y aún tendido en el suelo no pudo evitarlo y comenzó a reír con una sonora carcajada ¿habían conseguido burlarle? Le habían atacado todos a la vez para tenerle entretenido mientras uno daba el golpe de la victoria… sencillamente le habían engañado completamente.
                -¡¡Habéis aprendido demasiado bien me temo!! –exclamó el líder rebelde aún en el suelo riendo- ¡Bravo chicos, habéis estado muy bien!
                -Nada mal joven maestro…
La voz de la guardiana del bosque a su espalda le hizo sonreír y girarse. Allí estaba ella con su bastón, cuanto la admiraba… había aprendido mucho de ella, aun en su estado era de las mejores maestras que una persona podía encontrar. Estricta, recta, de férreos valores e intachables convicciones, fuerte y resistente tanto físicamente como psicológicamente, también cariñosa, educada, amable, y siempre sincera. Muchos la temían, y muchos más la admiraban y respetaban… una auténtica maestra de maestros.
                -Es la hora… -dijo ella con una triste sonrisa.
                -Está bien… -dijo él levantándose y volviéndose hacia los pequeños.
Ellos le miraban con expresión asustada y confusa. Él como siempre les sonrió… aunque en su corazón no quería hacerlo, volvió a hacer lo correcto.
                -Tengo que irme… -comenzó.
                -¿A dónde? –dijo uno de ellos asustado.
                -¿Hemos hecho algo mal? ¿Te hemos enfadado? –dijo otra con lágrimas en los ojos.
                -No… debo irme, lejos de este bosque, durante mucho mucho tiempo, ni siquiera sé si podré volver algún día. Sabíais que no era algo permanente, y que este día llegaría. Durante casi dos años, os he enseñado con todo mi corazón a todos y cada uno de vosotros, me daba igual vuestra procedencia o vuestro pasado, queríais estar aquí y eso es lo que importaba y lo que importa. Durante este tiempo a vuestro lado habéis aprendido mucho, y aunque aún os queda camino por recorrer, puedo decir que me siento orgulloso de vosotros. Todos acabaréis saliendo de este bosque tarde o temprano, y cuando eso pase estoy seguro que estaréis preparados. Quizás volváis a mí con el tiempo, o quizás no ¿quién sabe…? lo maravilloso de este mundo es aprender de sus sorpresas –ellos lloraban, era inevitable… aún les quedaba mucho por aprender. Lentamente se arrodilló y extendiendo sus brazos solo pudo vocalizar- dar un abrazo al que un día tuvo la suerte de ser vuestro maestro…
Su sonrisa no se borró, y sus ojos no desprendieron lágrimas, hacía mucho que sus lágrimas se habían secado, pero mientras esos pequeños le abrazaban, en su interior una garra le estaba arrancando una parte del corazón. Lentamente se levantó y miró a la gran mujer que con lágrimas en los ojos le sonreía.
                -Gracias por todo… -dijo ella abrazándolo.
                -Quien debería estar agradecido soy yo… jamás me olvidaré de vosotros, jamás… siempre seremos amigos… lo prometo.
                -Recuerda que tú tienes otros muchachos a tu cuidado, sigue con tu revolución muchacho, enseña a ese mundo podrido que el cariño, y los sueños son lazos más fuertes que cualquier otro poder. Demuestra al mundo que siempre hay esperanza para amar, para confiar, para aprender, para vivir. Y ahora… ¡¡VETE Y NO VUELVAS HASTA QUE TÚ REVOLUCIÓN NO CAMBIE EL MUNDO, MI QUERIDO MUCHACHO!!
El líder rebelde, la volvió a abrazar y besando su húmeda mejilla comenzó su partida, y mientras oía sus llantos y sus despedidas, fue dejando atrás un lugar dónde se forman auténticas personas, mientras se prometía que él lograría algo así… 

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