sábado, 24 de octubre de 2015

Las llamas de cien fénix al vuelo



El silencio se había apoderado de la sala. Nadie hablaba… ni siquiera se atrevían a mirarse… no podía ser, no se lo podía creer… ¿todo terminaba así? ¿Sin despedida? ¿Sin explicaciones? ¿Es que acaso no quedaba nada ya de lo que un día fue? ¿De todo aquello por lo que habían luchado durante años…?
                -Esta es la realidad muchachos… -comentó la más anciana rompiendo el silencio- no penséis en más, no busquéis, no preguntéis… esas personas no merecen que os preocupéis por ellas…
No podía aguantarlo… tenía que hacerlo. Solo era una aprendiz, pero de ellos había aprendido que nada es verdad, que cada persona tiene que buscar sus propias respuestas.
                -Pero… no tiene sentido… -su voz sonó temblorosa, tenía miedo- quiero decir… ¿por qué nos han abandonado así…? ¿Por qué han desaparecido sin decir adiós? Ellos… ellos siempre han estado ahí cuando los hemos necesitado, ellos nos ayudaron cuando apenas podíamos hacer nada solos… ellos eran los compañeros más fieles y valientes del mundo… ¿cómo puede ser verdad que nos abandonan? ¿Por qué nuestros más experimentados compañeros están desapareciendo? Y…  ¿por qué están apareciendo nuevos oficiales que nunca han estado aquí? ¿Por qué no intentam…?
                -¡¡BASTA!! –Chilló interrumpiéndola- ¡¡Cumple la orden!! Solo os estábamos informando de la situación. No hagas preguntas… solo escucha, asume y continúa con tu camino. Jamás volveremos a verlos…
Una fría garra apretó todo su corazón, se sentía confusa, triste, estaba hecha un lio. Apenas mostró atención a lo que hacía durante el resto del día… al conocer aquella terrible noticia se sentía muy sola, como si todas las sonrisas, las promesas, todo lo compartido no hubiera servido para nada… se sentía traicionada, estafada.
Como un alma en pena caminó por la costera ciudad… apenas se percataba por dónde iba, que le rodeaba… solo podía pensar en el chillido de su superior. La brisa marina trajo consigo un pequeño susurro, apenas imperceptible. Se paró en seco… ¿había escuchado su voz? Una segunda brisa le revolvió el cabello… otro pequeño susurro… AHÍ, estaba segura que lo había oído. Se apresuró a la vaya de piedra y cerró los ojos, y por fin llegó la tercera ráfaga de viento marino “No desesperes… recuerda que nada es verdad, que todo está permitido”. Sus rodillas cayeron pesadamente en el rocoso suelo, y por fin sus ojos soltaron todos aquellos sentimientos… ¿se estaría volviendo loca? ¿Se lo habría imaginado?
Y todo a su alrededor se ralentizó, no escuchaba nada, ni el sonido del ajetreo callejero, ni los ladridos de los perros, ni siquiera las olas del mar… nada. Todo se quedó en silencio, todo salvo el sonido de unos pasos… toc, toc, toc… miró a su alrededor pero no vio nada… toc, toc… cada vez más cerca… y al fin lo notó… su mano sobre su hombro. Y todo se detuvo por fin… y poco a poco comenzó a comprender.
Cómo arrastrada de un profundo sueño, volvió a la realidad… seguía tirada en la calle, nadie a su alrededor le miraba. Con el corazón a cien por hora se levantó, y miró a su alrededor… ni rastro, pero… no podía estar lejos. Y entonces lo vio… entre el bullicio de la gran ciudad, una sombra con capucha blanca se deslizaba con elegancia, como un fantasma en la nieve, con el sigilo de una serpiente, con la agilidad de un águila, y con la seguridad que tanto le caracterizaba.
Desapareció tan rápido cómo había llegado… se deslizó por la primera callejuela a la derecha y luego por la siguiente a la izquierda, se ajustó la capucha y continuó… dos veces más a la derecha, escaló el edificio blanco, y una vez en el tejado se transformó para alejarse de ese lugar por una temporada. 

Su ventana seguía abierta… tal y como la había dejado.  Con la agilidad y el sigilo de un gato entró, y volvió en si…
                -No podías evitarlo verdad…
                -¡¡POR DIOS!! –Chilló él- ¡¡Me has asustado!!
                -¿Es esa manera de tratar a una reina?
                -Si cuando entras en mis aposentos con tal descaro, y por supuesto si cuando eres mi amiga de la infancia… ¡¡MI REEEEIIINA!! –Exclamó con una exagerada e irónica reverencia.
                -¿Por qué lo  has hecho?
Suspiró… y lentamente acercándose de nuevo a la ventana, echó su capucha hacia atrás dejando visible su pensativo rostro… no había una única razón.
                -Puede… que para demostrar que nosotros no hemos abandonado a nadie, puede que por mostrar la verdad de esta situación, o puede que quizás porque no tolero que hagan daño aquellos que tanta lealtad han mostrado.
                -¿Sabes lo que puedes hacer? Bueno… más bien podemos…
                -Unirnos de nuevo… como en los viejos tiempos…
                -¿No te apetece? –preguntó sonriendo.
                -¿Sabes lo que conllevaría lo que propones? Apenas podemos mantenernos con lo poco que tenemos…
                -¡Sois una centena entre todos!
                -Apenas tenemos materiales, no contamos con apoyos ni seguridad, no tenemos lugares a dónde viajar sin que nos intenten sacar a cambio, no tenemos fondos… hacemos lo que podemos con lo que ten…
                -Repito… -dijo interrumpiendo con su habitual sonrisa- ¿te apetece?
No hacía falta que le viera la cara, sabía que estaba sonriendo. Ella… la reina central, junto a ella había comenzado hacía tantos años, junto a ella había hecho su juramento, y ahora…
                -¡Eh! –gritó sonriendo- ¡MENSAJERO!
                -¡¿Señor?! –dijo un segundo desde la puerta.
                -Convoca a todas las tropas, y tráeme a todos los oficiales y los capitanes… -y mirando de nuevo a la reina central sus labios pronunciaron un posible nuevo comienzo- Juguemos una vez más compañera… bienvenida a mi humilde gremio.

martes, 20 de octubre de 2015

Cataclysm



Su respiración era entrecortada. Sus pies eran rápidos… ágiles, sabían dónde y cómo pisar. Él y el húmedo bosque eran uno solo, cada árbol, cada rama, cada roca, cada cueva, cada rio y riachuelo… todo. Él no necesitaba correr, él se deslizaba por el bosque. Cómo un fantasma atrapado en el mundo, como el descendiente vuelo de un águila en su intento de atrapar aquella presa que le ayuda a sobrevivir, cómo la lluvia que desde aquel cielo gris golpeaba cada hoja de aquel paraíso natural…
Y entonces se paró allí… frente al precipicio. Su respiración era entrecortada…  observó… estaba nervioso, ¿miedo? ¿rabia? ¿quizá tristeza…? Y apareció… rápido, con un poderoso estruendo, iluminando el oscuro bosque. Su irónica sonrisa no apareció en su rostro aquella vez… rodeado de su poderoso y temido poder. Cualquiera en su lugar habría retrocedido unos pasos, pero él sabía que aquel intenso fuego que vencía a la lluvia jamás le dañaría.
Sus ojos verdes le señalaron bajo el acantilado. Aquella sombra de fuego no dudo, no titubeo, miró al vacío demostrando que aún confiaba en él… como siempre. Al ver los estandartes del ejercito que descansaba bajo sus pies, la fuerza de sus llamas se intensificaron… irradiaba cólera.
                -¿No dices nada? –le preguntó lleno de ira- como osan cometer tal acto. Todos mis hombres están recogiendo sus armas, es hora de demostrar nuestra fuerza…
                -No lo hagas… -le respondió.
                -¿Cómo?
                -No puedes… eres un soldado fiel, todos tus hombres dependen de ti y de tus compañeros. No puedes atacar, no beneficiaría a nadie que ata…
                -¡¡No tengo nada que perder!! –Interrumpió la extraña silueta intensificando aún más sus llamas- han atacado a mi hermano, y pagarán por ello… mis compañeros te respaldan, y toda la ciudad te quiere.
                -No lo hagas… ve y cumple las órdenes, y sobre todo sigue siendo tú mismo. Mi compañero de armas, mi apoyo, mi hermano…
                -Entonces… irán a por ti. No se detendrán, ahora ya no tienen miedo, no necesitan apoyo, tienen poder suficiente para destruirte.
                -Lo se… ¿pero sabes qué? Estoy dispuesto a arriesgar mi vida… si conlleva proteger a las personas que más quiero, a todo aquello por lo que he luchado siempre… todo lo que tengo… todo lo que he conseguido ha sido gracias al fruto del esfuerzo y la determinación de defender una causa noble. Estoy cansado… me da ASCO Y VERGÜENZA vivir en un país donde la HIPOCRESÍA Y EL PODER corrompen el 90% de los corazones, dónde la riqueza es MALGASTADA EN LOS CAPRICHOS DE CUATRO HIJOS DE PUTA mientras el resto de personas PASAN HAMBRE, dónde hacer tu trabajo correctamente ESTA PERSEGUIDO SI NO BENEFICIA A QUIENES GOBIERNAN, dónde hagas lo que hagas siempre habrá alguien que intente HUNDIR LAS ESPERANZAS Y LOS SENTIMIENTOS de las personas, donde solo el propio beneficio es la única ley a seguir. Yo digo BASTA… hoy, aquí y ahora yo digo es mi turno.
                -¿Qué piensas hacer?
                -Puede que yo esté en jaque mate,-dijo sonriendo con tristeza- puede que yo pierda la posibilidad de luchar, que me separen de aquellas personas a las que tanto quiero y he protegido durante estos años, puede que las circunstancias me hagan irme lejos tarde o temprano… tan lejos que no vuelva, puede ser… pero también es verdad que gracias a mi los que un día he protegido son capaces de proteger aquello por lo que tú y yo luchamos. Yo he sido capaz de educar auténticas personas libres y fuertes. Estoy seguro que si algo me pasara… ellos lucharían igual o mejor de lo que he hecho yo… pero de momento sigo aquí como siempre, con más fuerza que nunca, y seguiré luchando por aquellos a los que mi alma más quiere.
                -Eres…
                -Solo soy lo que aquellos que protejo necesitan que sea –le interrumpió él  mirándole con sus sinceros ojos verdes bajo su capucha blanca, y entonces se percató… su posición, sus ropas… en la última gran guerra él portaba esa armadura de capucha blanca. Eran otros tiempos… él no era quien es ahora… fue una pequeña tripulación contra el mundo entero, pero ahora…- lo único que lamento es no poder estar a tu lado tan pronto como quisiera hermano…
                -Eres un pira…
                -No… -lo interrumpió él con expresión seria- ese hombre murió hace mucho tiempo ya… sin embargo se dice que se teme a cinco jóvenes… yo solo soy el humilde maestro de un pequeño gremio. Un lugar dónde las libertades de las personas son reconocidas, dónde cada uno en pos de un mundo mejor aporta su pequeño grano de arena… y como maestro de gremio creo que a partir de este momento declaro rotas todas las alianzas y el comienzo de una nueva era… de una nueva guerra… 

Lo dijo con una sonrisa tan sincera y tranquila que incluso con todo su poder un escalofrió le recorrió toda la espalda. Y así sin decir nada más, su cuerpo se transformó fundiéndose de nuevo con el bosque… dejándolo solo en aquel acantilado. Aquel nuevo poder era espectacular… y entonces sonrió, se le consideraba un peligro por ser quien era. Si las personas necesitaban un héroe él sería héroe, si el mundo necesitaba un villano él se haría pasar por un auténtico canalla, si aquellos que protegía necesitaban un maestro él sería el mejor maestro posible.
Continuará…

domingo, 4 de octubre de 2015

La brecha del viento



El viento sopló haciendo crujir la vieja madera. La luna, fiel madre de la noche, se alzaba voluptuosa como guardiana de todas las estrellas del firmamento. Las olas, revolucionaban con su refrescante espuma la vieja playa. Ella, una de las más poderosas diosas para los hombres, se acercó lentamente y le observó. Parecía cansado, triste, solo… los verdes ojos de ese joven reflejaban muchas cosas, y aun a pesar de todo él seguía allí, sentado en la arena.... mirando el horizonte, con su pelo largo y su barba poblada. ¿Quién podría imaginar que solo hace unos días ese hombre había osado exigirle respuestas?
                -Estás muy callado, según tengo entendido alguien te espera esta noche.
                -Ha llegado un mensajero… nuestros enemigos vuelven a armarse una vez más.
                -Bueno… -contestó  ella tras unos segundos eternos- ese es tu cometido…
                -No… mi cometido es enseñar, no estar peleándome por el bien de las personas siempre. Estoy cansado… cansado de alianzas que se rompen, de personas que cambian sus principios como simples monedas, harto de resolver conflictos… por Dios compañeros son ahora enemigos y el antiguo enemigo ahora es compañero, estoy cansado de este mundo al revés, de injurias contra alguien que solo busca educar a la esperanza de este mundo podrido, harto de ilusiones que se pierden, de personas que te decepcionan… empachado de golpes que podrían arrancar de cuajo el corazón de un hombre, de ver cómo aquellos por los que tanto luchaste y amaste son capaces de volverse en tu contra. Ni siquiera… se me permite una noche de placer, una comida tranquila, un sueño reparador, nada…
                -Y ¿qué piensas hacer para ser digno de ello humano?
                -Nada… -el cansado sonido de su voz le hizo temblar.
                -¿Nada?
                -Nada… ya basta… puede que no sea tan bueno como todos creen, que no tenga el potencial adecuado, el poder para hacerlo… que no sea tan especial como se espera. No puedo… no quiero cargar con más… necesito sentir placer, alivio, quiero poder dar un paso sin que medio mundo tenga que ponerme un punto de mira entre ceja y ceja.
                -¡¡Un mero hombre no puede decidir eso!! –exclamó ella con rabia.
Permaneció en silencio... acariciando los restos de un viejo barco destrozado. Sin mirarla... sin percatarse ni siquiera de ese rojizo tono lunar que ahora brillaba en el cielo nocturno y tantos años había esperado ver.
                -Por culpa de todo esto, yo ya no soy un hombre cualquiera…