Su respiración era entrecortada. Sus pies eran rápidos…
ágiles, sabían dónde y cómo pisar. Él y el húmedo bosque eran uno solo, cada
árbol, cada rama, cada roca, cada cueva, cada rio y riachuelo… todo. Él no
necesitaba correr, él se deslizaba por el bosque. Cómo un fantasma atrapado en
el mundo, como el descendiente vuelo de un águila en su intento de atrapar
aquella presa que le ayuda a sobrevivir, cómo la lluvia que desde aquel cielo
gris golpeaba cada hoja de aquel paraíso natural…
Y entonces se paró allí… frente al precipicio. Su
respiración era entrecortada… observó… estaba
nervioso, ¿miedo? ¿rabia? ¿quizá tristeza…? Y apareció… rápido, con un poderoso
estruendo, iluminando el oscuro bosque. Su irónica sonrisa no apareció en su rostro
aquella vez… rodeado de su poderoso y temido poder. Cualquiera en su lugar
habría retrocedido unos pasos, pero él sabía que aquel intenso fuego que vencía
a la lluvia jamás le dañaría.
Sus ojos verdes le señalaron bajo el acantilado. Aquella
sombra de fuego no dudo, no titubeo, miró al vacío demostrando que aún confiaba
en él… como siempre. Al ver los estandartes del ejercito que descansaba bajo
sus pies, la fuerza de sus llamas se intensificaron… irradiaba cólera.
-¿No
dices nada? –le preguntó lleno de ira- como osan cometer tal acto. Todos mis
hombres están recogiendo sus armas, es hora de demostrar nuestra fuerza…
-No lo
hagas… -le respondió.
-¿Cómo?
-No
puedes… eres un soldado fiel, todos tus hombres dependen de ti y de tus
compañeros. No puedes atacar, no beneficiaría a nadie que ata…
-¡¡No
tengo nada que perder!! –Interrumpió la extraña silueta intensificando aún más
sus llamas- han atacado a mi hermano, y pagarán por ello… mis compañeros te
respaldan, y toda la ciudad te quiere.
-No lo hagas…
ve y cumple las órdenes, y sobre todo sigue siendo tú mismo. Mi compañero de
armas, mi apoyo, mi hermano…
-Entonces…
irán a por ti. No se detendrán, ahora ya no tienen miedo, no necesitan apoyo,
tienen poder suficiente para destruirte.
-Lo se…
¿pero sabes qué? Estoy dispuesto a arriesgar mi vida… si conlleva proteger a
las personas que más quiero, a todo aquello por lo que he luchado siempre… todo
lo que tengo… todo lo que he conseguido ha sido gracias al fruto del esfuerzo y
la determinación de defender una causa noble. Estoy cansado… me da ASCO Y
VERGÜENZA vivir en un país donde la HIPOCRESÍA Y EL PODER corrompen el 90% de
los corazones, dónde la riqueza es MALGASTADA EN LOS CAPRICHOS DE CUATRO HIJOS
DE PUTA mientras el resto de personas PASAN HAMBRE, dónde hacer tu trabajo
correctamente ESTA PERSEGUIDO SI NO BENEFICIA A QUIENES GOBIERNAN, dónde hagas
lo que hagas siempre habrá alguien que intente HUNDIR LAS ESPERANZAS Y LOS
SENTIMIENTOS de las personas, donde solo el propio beneficio es la única ley a
seguir. Yo digo BASTA… hoy, aquí y ahora yo digo es mi turno.
-¿Qué
piensas hacer?
-Puede
que yo esté en jaque mate,-dijo sonriendo con tristeza- puede que yo pierda la
posibilidad de luchar, que me separen de aquellas personas a las que tanto
quiero y he protegido durante estos años, puede que las circunstancias me hagan
irme lejos tarde o temprano… tan lejos que no vuelva, puede ser… pero también
es verdad que gracias a mi los que un día he protegido son capaces de proteger
aquello por lo que tú y yo luchamos. Yo he sido capaz de educar auténticas
personas libres y fuertes. Estoy seguro que si algo me pasara… ellos lucharían
igual o mejor de lo que he hecho yo… pero de momento sigo aquí como siempre,
con más fuerza que nunca, y seguiré luchando por aquellos a los que mi alma más
quiere.
-Eres…
-Solo
soy lo que aquellos que protejo necesitan que sea –le interrumpió él mirándole con sus sinceros ojos verdes bajo
su capucha blanca, y entonces se percató… su posición, sus ropas… en la última
gran guerra él portaba esa armadura de capucha blanca. Eran otros tiempos… él
no era quien es ahora… fue una pequeña tripulación contra el mundo entero, pero
ahora…- lo único que lamento es no poder estar a tu lado tan pronto como
quisiera hermano…
-Eres
un pira…
-No…
-lo interrumpió él con expresión seria- ese hombre murió hace mucho tiempo ya…
sin embargo se dice que se teme a cinco jóvenes… yo solo soy el humilde maestro
de un pequeño gremio. Un lugar dónde las libertades de las personas son reconocidas,
dónde cada uno en pos de un mundo mejor aporta su pequeño grano de arena… y
como maestro de gremio creo que a partir de este momento declaro rotas todas
las alianzas y el comienzo de una nueva era… de una nueva guerra…
Lo dijo con una sonrisa tan sincera y tranquila que incluso
con todo su poder un escalofrió le recorrió toda la espalda. Y así sin decir nada
más, su cuerpo se transformó fundiéndose de nuevo con el bosque… dejándolo solo
en aquel acantilado. Aquel nuevo poder era espectacular… y entonces sonrió, se
le consideraba un peligro por ser quien era. Si las personas necesitaban un
héroe él sería héroe, si el mundo necesitaba un villano él se haría pasar por
un auténtico canalla, si aquellos que protegía necesitaban un maestro él sería el
mejor maestro posible.
Continuará…
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