-Veo
que has mantenido este lugar en paz cachorro…
-Sabía
que en una fecha como esta volverías… -respondió
sonriendo y girándose hacia el anciano.
-Y yo
sabía que en una fecha como esta no podrías evitar volver por aquí.
-A
veces es necesario recordar y enfrentarse al pasado uno mismo para poder
avanzar hacia el futuro… ¿recuerdas quién me enseñó eso? El momento decisivo se
acerca, la última prueba decidirá de una vez por todas si soy el maestro que el
mundo necesita.
-Llevas
un largo rato caminando… ¿sabes que vas a hacer?
-No…
-respondió el dragón con un suspiro
desplomándose sobre el suelo- pero iré y afrontaré lo que tenga que afrontar,
miraré a los ojos de aquellos que me probarán y con toda mi fuerza les
intentaré demostrar mi sueño y mi objetivo. Les enseñaré la posibilidad de
crear un mundo sin guerras, sin injusticias… un lugar dónde las personas vivan
el ahora, sin países, sin ninguna causa por la que morir, un mundo donde todos
seamos uno, dónde todo sea de todos y dónde vivir la vida en paz. Si consigo
eso… puedes llamarme soñador, pero todos los
sacrificios y esfuerzo habrán valido la pena.
Al no oír su respuesta se giró, se había ido... y soltando una sonora carcajada, el dragón crujió los nudillos y llamando al viento desapareció sin percatarse de que ese mismo elemento transportaba un pequeño mensaje de papel:
“No todos los héroes llevan capa y espada. Recuerda que un pirata nunca
da explicaciones, un pirata no tiene miedo, un pirata es libre, un pirata
protege a su tripulación, un pirata siempre lucha hasta el final... puede que
este mundo necesite más piratas. A por ellos cachorro…”
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