domingo, 5 de febrero de 2017

La estrella del final


El graznido de las gaviotas le hizo suspirar. Una vez el barco encalló en la playa, con un salto sus pies tocaron la tierra que un día había sido suya. Haciendo caso omiso a los recuerdos de épocas pasadas cargó su saco a la espalda y dejó atrás el mar adentrándose en aquella jungla de metal. La ciudad de la luz… él había visto su sombra y no iba a permanecer allí más tiempo del necesario.
                -Has vuelto… -la voz de la mujer le hizo girarse- ya decía yo que el viento estaba extraño estos días.
                -No pretendo quedarme más de lo estrictamente necesario –respondió él.
                -Pero aquí estás… el dragón. Tus antiguos aprendices se han vuelto guerreros muy fuertes ¿lo sabías? Han dado mucho de qué hablar.
                -Y aún darán mucho más…
                -Se parecen mucho a ti y al mismo tiempo no tenéis nada en común –dijo ella con una sincera sonrisa- ¿puedo preguntarte una cosa?
                -Eres mi superiora puedes preguntar lo que quieras.
                -¿Por qué yo? ¿Por qué me escogiste a mí para guiarte a la última prueba? Has sido capaz de prepararte prácticamente solo sin mi ayuda o intervención. En comparación con el resto tanto Garra de León como tú marcáis la diferencia. ¿Pero porqué yo y no alguien quizá más experimentado en la prueba?
                -Por la misma razón por la que tú eres ahora la comandante de todos ellos. Porque al igual que tú, soy capaz de ver más allá del papel, de cualquier prueba. Porque como tú creo que el auténtico valor y la vocación de una persona no están en su fuerza sino en su esfuerzo y determinación en ser alguien mejor y no alguien con títulos mejores. Porque al final con el tiempo, los resultados de alguien que educa son infinitamente mejores de aquellos que solo enseñan.  Porque sabemos que antes del saber está la comprensión y mucho antes aún la formación de la persona. Porque para superar la última prueba no necesito ser el más fuerte, ni el más listo, solo necesito ser la mejor persona posible y porque para ello no necesitaba al más experimentado, necesitaba a la más sabia y sincera, a aquella persona que afronta la realidad de nuestro mundo y comprende qué es lo que más se necesita. Porque ser el mejor no significa tener, significa ser… como tú.
                -¿Estás preparado? –respondió ella mirando al dragón con dulzura.
                -Preparado… no lo sé. Decidirlo no está en mi mano, de lo que si estoy seguro es que cuando entre, daré lo mejor de mí e intentaré que tanto tú como el resto tiemblen de emoción. No necesito resultados, pues esos ya los he conseguido. Simplemente demostraré que es lo que más amo en este mundo y para lo que he nacido.
Antes de que pudiera contestar su cuerpo se tornó en halcón y emprendió el vuelo hacia el más antiguo de los edificios. Ella sonrió. No cabía duda, era uno entre un millón, un guardían del viento un fiel seguidor de sus principios, alguien que a diferencia del resto actúa en las sombras para servir a la luz, él era un auténtico maestro. 

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