La calle, tan ajetreada como siempre, mostraba una vez más
la rutina de las gentes absortas en sus vidas. El rápido andar de los
habitantes ocultaba a cierta personita
que tranquilamente sentada, observaba a todos y cada uno de los caminantes.
Tus ojos y los suyos se encuentran por casualidad, y mientras
tu mente te dice que des media vuelta, tus piernas ajenas al deseo de su jefe,
avanzan sin mostrar ni un ápice de temor. Es irónico como había cambiado la
situación, no hace mucho, esta persona mostraba siempre al mundo una cara
de inocencia, y cariño, realmente envidiables, mientras que su igual, no era
más que un “sucio vago” que no le llegaba
a la suela de los zapatos. Si, como casi siempre, los que juzgan antes de
tiempo, la CAGAN literalmente. Pues es ahora, cuando ese “sucio vago” no hace más que demostrar lo que
realmente vale, mientras que lo queda de su “super triunfadora” sobrevive como
puede.
Realmente es decepcionante como el germen que más puedes
llegar a odiar ha amoldado su forma de ser, y transformado a alguien en un ser
tan arrogante, orgulloso. Puede que como dicen ellos “es de tu sangre” no lo
niego, y nunca lo negare, pero yo les devuelvo la pelota con una pregunta “El sucio vago” ¿no
lo es también? Si, ese “sucio vago” a el que tanto criticaron y que ahora les
planta cara con algo muy importante, SU PROPIA PERSONALIDAD.
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