El camarote
estaba lleno. Los invitados no hacían más que discutir, y planificar. El capitán, solo escuchaba,
allí apoyado en la pared de su camarote, con su capucha blanca puesta. No movió
un solo músculo, hasta que ella, la superior de la gran flota, se dirigió a él
directamente:
-Todo está organizado entonces. Solo
queda por aclarar un par de puntos. El primero es que me han llegado noticias
de cómo meses atrás has echado del barco a la antigua capitana del barco,
cuando está se presentó a bordo para recuperar su antiguo puesto. –Una sonrisa
apareció en el rostro del capitán. – Justo, sin duda, pero muy osado y poco
efectivo, pues el gobierno central le ha dado un puesto de mayor importancia.
-No me preocupa. – Contestó el
capitán. – Solo hice lo mejor para la tripulación.
-El segundo punto a tratar, - Continuó ella. – es que en
vista de estos acontecimientos, creo oportuno una subida de tu rango. Ahora
además del capitán de este barco, serás nuestro contacto con este y todos los
barcos que esperan tu llamada. Y dicho esto, no hay nada más que tratar aquí,
esperamos noticias.
Cuando todos
los capitanes, y su superior ya se encontraban en sus respectivos barcos, y a
una amplia distancia. El capitán se quitó la capucha blanca y volvió al
camerino. En su mesa un papel con su escudo, mostraba una elegante letra:
“Mantén rumbo a la ciudad llana si quieres,
yo no pienso cuestionar tu juicio, pero no tardes en responder al gobierno central. Se están empezando a poner
nerviosos.”
No hay comentarios:
Publicar un comentario