miércoles, 16 de abril de 2014

La promesa cumplida



Lo había visto. Uno de los más admirados hombres de los siete mares se había presentado en la pequeña isla, con su pequeña tripulación. Aún recordaba como hacía solo unos pocos años, había  estado a sus órdenes. Por aquel entonces, ella era demasiado joven como para comprender cómo una persona tan joven era capitán. “La guerra” pensaba, pero tras unos pocos días, acabó por comprender porque ese chico  poco mayor que ella, era el capitán. En solo cuestión de días les enseñó a defenderse…  a sobrevivir. Él era leal, competente, fuerte, astuto, cariñoso, y siempre ayudaba a cualquiera que necesitara ayuda, y todo esto con una sonrisa que no se borraba de su rostro. Pero llegó el día en que sus caminos se separaron, “Jamás nos separaremos, seremos siempre compañeros de armas” les dijo a todos antes de partir con su tripulación. 

Con el paso del tiempo, perdió la esperanza de volver a verlos… el mundo era tan grande. Pero se había alegrado de haber conocido a aquella prometedora tripulación. Pasaron los años, y siguió en el cuartel general, entrenándose… día a día, junto a sus compañeros,  tal como le había recomendado aquel joven capitán. Durante días se habló de guerra, batallas, se habló de enemigos, hasta que un día llegó el rumor de cómo un joven capitán pirata admirado por el pueblo  y su tripulación, descubrió y demostró corrupción y maldad en el seno del cuartel general, al cual venció de forma total él solo. Tras ese extraño rumor, su entrenamiento continuó sin apenas cambios.
Y ahora, a las puertas de completar todo su adiestramiento, allí estaban. Bajo sus capuchas blancas, y su negra bandera negra, la tripulación se unió a ellos en la isla, eran más jóvenes que ellos, pero estaban sin duda mejor preparados. Su capitán seguía manteniendo la misma sonrisa que le había enseñado a luchar… la misma seguridad... que había cumplido su promesa.
Sus ojos se encontraron, y este les miró. “¿Preparados para completar vuestra última prueba?” les dijo, mientras reía a carcajada limpia. Y así fue como seis barcos comenzaron su aventura. Y al ver al joven capitán de nuevo, recordó aquella pequeña conversación con su maestra.
                -¿Y ahora a dónde irán? ¿Volverán algún día? –le había preguntado.
                -Tranquila, -dijo está mientras mantenía la vista en el horizonte- volverán.
                -¿Cómo puedes estar tan segura de que cumplirán su promesa de volver? –le había preguntado con rabia.
                -Volverán cuando les necesitemos, estoy segura.

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