martes, 28 de octubre de 2014

El peón del desierto Parte 2ª.



Sus ojos se abrieron devolviéndole del vacío sueño. El paisaje era aún desolador… cualquiera hubiera muerto de sed, hambre, o incluso de locura debido al intenso y constante silencio, pero él seguía allí… sentado en el centro de su mortífera creación.
A miles de kilómetros de allí, en esa pequeña sala en ninguna parte, Fuego, se revolvió en su asiento.
                -¡¡NO PUEDO MÁS!! –Exclamó la ardiente joven.- ¿PORQUÉ NO SE MUEVE?
                -Debes ser paciente Fuego…
Pero la voz del sabio Tierra quedó interrumpida por el repentino apagón de la sala. La luz, y el calor se habían ido…
De entre las cenizas como un hermoso fénix, la más bella de las mujeres apareció. Sus ojos la observaron… desprendía luz, fuerza, pasión, furia,  calor…
                -¡¡SAL DE AQUÍ!! –le gritó avanzando hacia él de forma agresiva.
                -Sácame tú, si lo deseas…
Aún sentado, solo esperó a que la mano de fuego le atravesara el corazón. Ella emitió un grito de asombro… la carne no quemaba, el corazón no estallaba, él no gritaba… nada ni nadie había conseguido sobrevivir a un ataque como ese… ¿quién era ese joven?
                -¿QUÉ PASA? ¡¡ESTA FRIO!!
                -No podrás realizar tu ataque… lo siento…
Sus ardientes rodillas cayeron pesadamente en la negra ceniza, su última mirada antes de desaparecer fue para sus vacíos ojos verdes. Y fue así y solo así como Fuego comprendió que a ese joven  ya le habían quemado por dentro.

jueves, 16 de octubre de 2014

El peón del desierto.



Cuenta una antigua leyenda medieval, que un día los cuatro jueces del mundo se despertaron de su más profundo sueño. Y en un rincón cualquiera, de una oscura sala en ninguna parte, se reencontraron. La primera en llegar fue la llama milenaria, quien con su fuerza e insuperable belleza iluminó la sala.
Segundos después, saltando de estrella en estrella sobre su gran zorro blanco, llegó el viento, quien con su poderosa y transparente brisa otorgó un clima adecuado. 
Haciendo retroceder unos pasos a la bella llama, sobre la reina de las olas, llegó la blanca y hermosa Agua,  quien con su frescura abrió las puertas al último juez, el sabio y longevo Tierra, quien con su eterna juventud y vida llenó la sala de árboles y animales, de vida… 























Todos y cada uno se sentaron en el suelo esperando a que alguien interrumpiera el silencio. Alguien les había convocado, pero la pregunta era ¿Quién?
                -He sentido un terrible dolor en el alma –dijo Agua.
                -Yo he sentido frio en la ardiente llama de mi corazón –dijo la hermosa Fuego.
                -Sopla tormenta al norte… –dijo Viento.
                -Y yo he recibido un impresionante golpe en mi piel –susurró el sabio Tierra.- Está claro que alguien nos ha maldecido.
                -¿Un humano? –Preguntó desconcertada Fuego- ¿Pero por qué?
                -Seguro que Agua nos puede ayudar a ver dentro de la tormenta ¿verdad? –dijo Viento sonriéndole con expresión inocente.
                -La lluvia me dice que un joven varón siempre la acompaña… -contestó cerrando los ojos, concentrándose.
                -¿QUIÉN ES? ¿QUIÉN ES? –preguntó impaciente Fuego.
                -Alguien que está soportando una gran carga en su corazón…
                -¿Hay que tirarle un rayo? –preguntó el juguetón Viento.
                -La lluvia me suplica lo contrario… -susurró Agua- pues su carga es… dura… un golpe le ha…
                -¿LE HA QUÉ? ¿LE HA QUÉ? –gritó con curiosidad Fuego.
                -Le ha… -los ojos de Agua se abrieron, dejando entrever dos finas lágrimas en sus blancas mejillas.
                -Le ha quitado los 4 elementos de su corazón, -se adelantó el sabio Tierra- es un corazón sin brillo.
                -¿Es eso posible? –preguntó viento acariciando a su blanco zorro con inquietud.
                -¿Y AUN SIGUE EN PIE? ¡¡ME GUSTA!! –Exclamó Fuego con expresión de enamorada.
                -No creo que resista mucho más… -dijo Agua sin poder controlar sus lágrimas.
                -Sigue en pie por algo… ¿Verdad Agua? –preguntó con expresión seria Tierra, mientras su compañera asentía lentamente.
                -¡¡DEBEMOS DECIDIR!! ¡¡VA A ESTALLAR!!
                -Opino que es mejor actuar después de que eso pase –dijo Viento jugueteando con su pelo.
                -Creo igual que tú Viento –contestó Tierra.- No podemos volver a despistarnos.
                -Cuan asombroso puede llegar a ser el ser humano ¿verdad?-susurró Agua.
Y en ese momento, a muchos kilómetros de esa sala en ninguna parte, de un rincón cualquiera, y bajo una constelación perdida,  el humano, antes que todo a su alrededor estallara susurró algo que paralizó a los cuatro jueces: “Lo asombroso no está en mí, sino que en lo que quiero e intento proteger”. 
Y así fue como un humano ahora plantado en un desierto de ceniza, esperó aun en pie, bajo la mirada de los 4 jueces. 
CONTINUARÁ

domingo, 12 de octubre de 2014

Azul hielo, azul..



El frio límite del mundo se mostraba ante él. Tras caminar durante días en lo que quedaba del mundo, había llegado a su destino…
El muro de hielo se alzaba más allá de su propia vista, atravesando las nubes, acariciando el cielo… separando el mundo de los vivos con el de los muertos…
Su mano toco el frio hielo, seguía sintiendo que debía estar allí, pero… a su alrededor solo había un helado desierto blanco, y ese frio muro. Sacó su espada y lo golpeó… una y otra vez, sin parar… durante horas, y aunque la robusta espada no quebraba, el hielo no recibía rasguño alguno.
Los latidos de su corazón, y su respiración comenzaron a acelerarse. La desesperación le llevó a golpear con los puños… dolía, quemaba… la sangre y las heridas le enfurecieron aún más. Sin aguantarlo más lo golpeó con su frente.
Las gotas de sangre se deslizaban lentamente por la pared. Quería romper, quería estallar en mil pedazos y llevarse todo consigo, pero lo máximo que había conseguido era herirse. No lo entendía… ¿en qué había errado? 

El muro de hielo comenzó a ceder el peso de su espalda… le estaba absorbiendo, y una vez lo hiciera nada ni nadie podría volver del norte. Sus ojos sin brillo miraron al nocturno cielo. Una estrella fugaz cortó con su dorado filo el firmamento… una estrella fugaz… aunque sabía que nunca más iba a pedir un deseo a las estrellas, la observó…
Sin saber porque tocó el mango de su espada… le encantaba esa arma. Representaba la confianza, la justicia, la lealtad… sintió por un segundo el cariño de sus forjadores. Todos y cada uno lo esperaban…
Un grito desgarrador rugió de sus adentros y su cuerpo salió despedido por los aires.
Lentamente se incorporó… un ejército de estrellas fugaces siguieron a la primera… las heridas curarían solas, y aunque no había sido capaz de destruir el muro, sería el primero capaz de volver…

FIN

sábado, 4 de octubre de 2014

El gremio.



Nací no en un día muy lejano hace ya casi 22 años, no se me crió con grandes lujos, ni caprichos a tutiplén, no fui uno de esos niños como los de ahora que piden algo y al cabo de un par de días a lo sumo lo tenían en sus manos. Mis padres y mis monitores me enseñaron a valorar la vida a través del vivir, y no a través del tener. Quizá por la falta de recursos de aquella época, no lo sé… pero desde niño siempre había soñado con ser como los héroes de aquellos libros que me engullía cada noche horas y horas antes de dormir. Los admiraba de verdad… grandes luchadores en tiempos difíciles, pero lo que más admiraba eran a todas aquellas personas a su alrededor,  personas con las que cada héroe, reía, lloraba, luchaba, perseveraba, soñaba, recordaba…
Y es, que en este punto del camino, este joven escritor (o al menos algo parecido), torpe con la voz, ha optado por utilizar las palabras a su manera. Pues no es sino gracias a vosotros por lo que cada día mi sonrisa vuelve a deslumbrar cada mañana. Da igual cuan fuerte o cruda sea la realidad, los obstáculos, o cuan lejana sea la meta, el estar a vuestro lado, el poder apoyarnos mutuamente, el quereros como hacía tiempo no quería, el saber que por muy lejos o separados que estemos siempre sabremos estar juntos, el poder abrazaros, el poder reír hasta llorar, el poder soñar… eso y solo eso es lo que hace que este amago de escritor, se sienta cada día como un verdadero héroe. Por eso y por mucho más, GRACIAS.



jueves, 2 de octubre de 2014

Lost dream



El sonido del viento acariciando las hojas de los árboles, la frescura de la sombra, la caricia divina del sol, el olor de la verde pradera… unos delicados dedos jugueteando con el pelo, le gustaba su tacto… le hacía sentirse tranquilo… fuerte.  Esa presencia, ese aroma, ese momento, sus labios emitieron una leve sonrisa…
El frio golpe del viento le hizo volver a la realidad. Se había dormido mientras caminaba… parecía un principiante. Sus fríos ojos miraron al norte, aun no se veía nada, y las nevadas eran cada vez más fuertes y duraderas… lentamente emitió un suspiro y continuó. Ni siquiera el recuerdo de un deseo pedido al fuego fue capaz de volver a aflorar esa sonrisa tan perdida en el tiempo.