martes, 22 de septiembre de 2015

Llamada al valor




El estruendo metálico de la puerta llenó toda la estancia. Todo estaba en silencio, un silencio sepulcral… no había pájaros cantando, no se oía el sonido de la hierba ni los árboles meciéndose con tranquilidad, no había sonido alguno de las olas de mar… nada. Era incomodo, insoportable, algo terrorífico, vacío… pero él estaba allí, en pie frente al gran mapa, con los brazos apoyados en la gran mesa, absorto en sus pensamientos, con una única luz de vela como compañera. El miedo se abrió hasta el fondo de su corazón, ¿cómo llamar su atención sin importunarle?
                -¿Te desgarra el alma verdad? –su potente voz le sobresaltó, aunque lo que más le inquietaba era su sonrisa.
                -¿Cómo… cómo consigue estar solo aquí? –Estaba temblando- es todo tan silencioso… no se oye ni un alma en todo el castillo, y no hay nadie en el pueblo, es realmente aterrador…
Por primera vez, bajo su largo pelo castaño le miró fijamente a los ojos y volvió a sonreír. Le reconfortó, se tranquilizó…  algo en aquellos ojos verdes le calmó… como una brisa marina, como el suave viento de una tarde de verano, cómo el silencioso viento otoñal, como la fría caricia de una mañana blanca.
                -Normalmente no es así… esto está lleno de vida, de ilusiones, de sueños… de este pequeño pueblo surgieron grandes pensadores del mundo, gobernadores, artistas, aventureros, escritores, inventores, maestros, guerreros… todos grandes. Aquí se forjaron, se forjan y por el momento se forjarán la esperanza del planeta tierra. Bienvenido a mi pequeño gremio mensajero.
                -¿Cómo sabe que yo…?
                -Lo se… -interrumpió- ¿por qué no me dices quién quiere contactar con este pequeño maestro?
                -Las ciudades centrales, piden su asistencia en próximos días, y un hombre me ha pedido que le entregue este mensaje: “Arma a tus aprendices, convoca a tus compañeros de armas, te espero hermano…
Sonrió, escuchó cada palabra como si ese idiota las hubiera dicho en voz alta. El fuego se aceleró en su corazón, sin duda era él…con su inquebrantable sonrisa y su fuerza quien convocaba con pasión volver a unirse como si de hermanos de sangre se tratara.
                -¡¡Esplendido!! –El grito volvió a sobresaltar al mensajero- ¿joven estás preparado para viajar mucho más al norte?
                -¿Al norte?
                -Creo que va siendo hora de convocar a todas las personas a las que quiero con todo mi corazón. Ve y manda un mensaje al cuartel general, solo puede leerlo el más alto de los mandos, en él le insto romper lo acordado, y a forjar una alianza más fuerte y prospera. Una vez realizado esto, mandarás este mensaje a mis compañeros y a todos y cada uno de mis aprendices: “El descanso se acabó, quien quiera volver será bienvenido en el gremio, todos juntos intentaremos soñar una vez más”. Por último, vuelve con ese guerrero del fuego que te manda, y dile que haré todo lo que esté en mi mano para unirme a la llamada lo antes posible. Vamos… -dijo con ímpetu- tienes tu cometido, yo el mío… ¡comencemos esta aventura una vez más! ¡Intentemos soñar!
Intentando asimilarlo todo lo mejor posible, el joven mensajero se apresuró a subir a bordo del barco. Grande era su viaje y su cometido pero lo haría lo mejor posible. Antes de dar el primer paso hacia su nuevo destino sus ojos se posaron en el hombre que desde la playa miraba sonriendo el horizonte marino… en ese momento lo vio en su espalda, y entonces… solo entonces comprendió, no es solo un hombre, no es solo un símbolo, es un sentimiento, una esperanza, un sueño de alguien capaz de amar. 

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