martes, 8 de marzo de 2016

El rugido del dragón.



El sonido del timbre le devolvió de entre sus pensamientos. El niño sonriente con su vieja y desgastada bicicleta pedaleaba sin miedos, sin más obstáculos que las duras postillas de sus rodillas. Incluso desde aquel puente de madera se podía ver como aquel pequeño tenía el mundo bajo sus ruedas y lo hacía saber mediante ruidos de velocidad, pues era evidente que para él no era una simple bicicleta o unos simples pedales con los que conseguir movimientos y velocidad.  Podría tratarse de una moto de carrera o quizás algo más tecnológico y fuerte… ¿Quién sabe? Él podía ser lo que quisiera ser.
En aquel pequeño y apartado parque cada día y cada hora, un niño o niña comenzaba a jugar, a soñar, a construir la persona en la que algún día se convertiría. Amaba aquel lugar, lleno de árboles bajo los que descansar, leer o escribir… uno de los pocos oasis dónde cualquier persona podía sentirse en paz.
                -Bonito lugar… -dijo una amable voz a su espalda.
                -Si… -respondió de forma fría mientras observaba como el extraño y desconocido individuo se apoyaba a su lado de la barandilla.
Portaba la armadura más plateada que jamás había visto, decorada con elegancia a través de una capa azul eléctrico que rodeaba su espalda hasta el hombro. Lo más sorprendente es que no parecía importunarle su expresión fría y seca, es más, todo lo contrario parecía que la situación le divertía.
                -Si… -comenzó de nuevo mirándolo de reojo con una sonrisa- sería una pena que alguien lo destruyera…
No titubeó ni un segundo en colocar un cuchillo en su cuello.
                -Atrévete a mover una sola piedra, arrancar una sola hoja, tocar una sola rama y no dudaré en bañar este lugar con la sangre de tu gaznate.
                -Vaya… -repuso con una carcajada que acabo ya por confundirle del todo ¿estaba loco?- me habían dicho que este lugar tenía un guardián… pero no me lo habían descrito como alguien tan joven e impulsivo.
                -El guardián murió hace diez años desde entonces yo me…
                -Entonces eres justo la persona que estaba buscando –le interrumpió alegremente- tú debes ser el antiguo pirata del que todos hablan, el que gano dos grandes guerras, el que derrotó a cuatro altos mandos con su ejército, el líder del gremio de los cien rebeldes, el discípulo del guardián… tú eres el maestro ¿verdad?
                -Lo que yo fuera importa bien poco aquí…
                -La verdad… –continuó el extraño apartando con un dedo el cuchillo de su cuello- tiene mucho que ver. Verás hemos estado buscándote durante meses…
                -¿Hemos?
                -Sí, hemos… pertenezco al Ejército rebelde del Dragón.
                -Ya veo… escurridizos e imposibles de localizar, fuertes y feroces… incluso yo he visto el resultado de vuestra fuerza antes de mi última batalla. Con razón os han bautizado como la rebelión más fuerte del país.
                -No después de lo que paso en tu última batalla… nadie en tu lugar habría tenido tanto valor y tanta entereza… arriesgaste tu propia seguridad para salvar la de todas tus tropas.
                -¿Cómo…?
                -Lo sabemos todo sobre ti… y queremos que vengas a nosotros. Te otorgaremos el título que te corresponde por derecho, te enseñaremos a perfeccionar aún más tus habilidades. Tendrás plena libertad sobre tus tropas y podrás participar en las batallas que consideres oportunas, jamás arriesgamos a ninguno de nuestros hombres. Puedes manejar el viento, el fuego antiguo y el trueno, sé que tu cuerpo tiene la fuerza de la naturaleza, halcón, lobo, serpiente, oso, zorro… todo eso te hace único y especial.
                -¿Y si fallo de nuevo? No estoy dispuesto a perder nada más…
                -Tú fuiste educado para llevar libertad y esperanza. Yo te ayudaré a no fallar, te daré las herramientas para combinar todo tu poder en uno solo, yo te ayudaré a convertirte en un rey del viento, en un dragón…
                -¿Por qué? –preguntó tras unos segundos.
                -Porque un mundo sin esperanza y sin sueños no es más que algo vacío… porque también creo en el amor, la lealtad y la libertad. Porque al igual que tú soy un hombre libre que cree en la bondad de los hombres.
Volver a ser aquello para lo que había sido entrenado y educado… luchar por un mundo libre y en paz, un lugar sin cabida a la traición, la corrupción… sin maldad. Sus ojos verdes miraron al dragón y con temor y valentía al mismo tiempo sus labios pronunciaron el comienzo de una nueva esperanza:
                -Quiero una tripulación. Busquemos a mi gremio. 

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