sábado, 22 de abril de 2017

El miedo del dragón




El intenso sonido de los grillos seguido de una de las últimas ráfagas de viento invernales le devolvió de entre sus pensamientos. Aun a pesar de su pesada armadura teñida de sangre, sus heridas abiertas y sus golpeados músculos, su mirada no se había apagado y su cuerpo no se había movido ni un centímetro durante horas. 

                -¿Ha sido duro esta vez verdad? -la voz de la líder rebelde le hizo girarse lentamente.
                -Si… -al ver la tristeza en sus verdes ojos la comandante se estremeció- he de reconocer que han sido duros de pelar, pero ingenuos al creer que podrían llegar a superar la destreza de un dragón. Se han llevado una valiosa lección de vuelta a su hogar, espero que lleguen a ser tan buenas personas como el resto, tengo gran esperanza en ellos.
                -¿Entonces que haces aquí joven dragón, no deberías estar celebrando tu pequeño ascenso…?
                -Pensar… 
                -¿En tu fiel compañera? No te preocupes tiene mucha más destreza que muchos drag…
                -No –le interrumpió él-. Si de hay algo de lo que estoy seguro es de que habéis podido comprobar por vosotros mismos todo lo que ella vale. No me preocupo por ella, pues tiene mucha más fuerza y pasión de lo que todos nosotros tendremos en años. Es otra cosa… cómo si hubiera llegado a un punto de no retorno. Sé exactamente lo que quiero y cómo lo quiero pero… una vez más la vida me pone obstáculos para conseguirlo, tengo… miedo.
                -¿Miedo?
                -Si… miedo a volver a perder ese calor dentro del pecho que tanto me ha costado recuperar, miedo a volver a forzar mis límites tanto que sea por última vez. Me entristece que nunca nada haya sido fácil, que ni si quiera por un instante algo hubiera salido según lo planeado… me angustia haber vuelto a hacerme ilusiones. Mi fuerza esta al máximo, mi futuro es prometedor pero ¿por qué me siento un estúpido solo por esto? ¿Por qué siento que mi forma de ver la vida y actuar no concuerda con el tiempo en el que vivo y a la vez sí? ¿Por qué me da la sensación de que soy yo el que siempre está apostando y perdiendo? Quiero que el juego se acabe, quiero levantarme de la mesa pero quiero hacerlo llevándome lo que me corresponde justamente, ni una cosa más ni menos…
                -Ve… -le interrumpió la joven comandante apoyando la mano en su hombro- ve a tu hogar, descansa y vuelve en un par de días a esta, la que siempre será tu casa. 
Y mientras ambos dragones alzaban el vuelo hacia su merecido descanso, una sombra, una joven ente de los bosques, alguien a quien el joven dragón había vencido sacrificando su propio corazón, observaba bajo los árboles cómo sus figuras desaparecían bajo la luz de la luna.

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