El contacto de sus manos con las húmedas tejas creó un
escalofrío que le recorrió toda la espalda. El invierno estaba cerca. Sin
dudarlo un segundo, saltó sobre el siguiente tejado y tras una larga carrera,
usó el fuego para impulsarse hacia el siguiente edificio. La gran capital
rebosaba vida entre sus calles, pero ella había localizado a su objetivo hacía
ya un día. Esa era la vida que había elegido formar. Observar, aprender,
conocer e informar. Dar al mundo la oportunidad de saber, de conocer la verdad.
No una verdad tergiversada, controlada e incluso en algunos casos perseguida.
Ella había iniciado el camino hacia la más peligrosa de las armas y al mismo
tiempo el poder más útil para la humanidad, la información.
Después de intensos meses de investigación, a través de su
último contacto al fin lo había encontrado de nuevo. El objetivo se movía
tranquilo entre las calles. Paraba en librerías, miraba y probaba alimentos en
algún que otro puesto y se encontraba de vez en cuando con algún antiguo aliado
de la rebelión. Sentada sobre la cornisa observó como él hombre salía del bullicio
a través de una callejuela. Era el momento…
Un círculo de fuego rodeó al hombre quien si quiera
sorprenderse lo atrajo con su mano y se lo devolvió en forma de una gran bola.
Utilizando su bastón desvió la infernal bola hacia el cielo y mientras
escuchaba la explosión, se lanzó contra él rodeando su bastón de unas intensas
llamas anaranjadas.
Los verdes ojos del hombre la miraron directamente con
decisión y su piel comenzó a tornarse en escamas. Con una brutal garra él agarró
su llameante bastón y sin siquiera inmutarse de las llamas lo usó para
estamparla contra la pared.
-Ya
estoy aquí… -susurró ella entre jadeos mientras se levantaba y le miraba a los
ojos.
-Después
de cuatro meses sin saber de ti… -respondió él mirándola con frialdad.
-Dicen
que habéis recuperado todo el terreno perdido.
-Los
dragones somos fuertes, tendremos paz durante unos meses pero tarde o temprano
deberemos salir de nuevo.
-Cuentan
también que nacerá un nuevo dragón celestial y que tú eres el más experimentado
de todos, el único invicto.
-Yo no
seré… -interrumpió él.
-Lo
siento… -respondió ella tras unos segundos en silencio- por todo… tenía que
haber enviado algún mensaje, tendría que ha…
-Te has
vuelto muy hábil… –le interrumpió él mirándola a los ojos- has comenzado ¿verdad?
-Sí –respondió
ella dándole la espalda mientras escondía su tristeza.
El inesperado contacto de su cuerpo rodeándola, le hizo
sobresaltarse. El sonido de su respiración y el calor de su cuerpo le
reconfortó.
-Entonces
necesitarás esto idiota… -le susurró al oído mientras sentía como su cuerpo
comenzaba a arder.
El intenso calor hizo que su cuerpo callera de rodillas, su
poder… no podía controlarlo, le ardía, le quemaba. Sentía que su cuerpo se
había convertido en una bomba de relojería a punto de estallar. Sin poder
controlarse emitió un chillido de dolor.
-¡¿¡Quieres
el poder y la voluntad para cambiar las cosas!?! –exclamó el dragón agachándose
a su lado- ¡¡Pues despiértalo!! Tienes el fuego pero no controlas la llama,
tienes la luz pero no sabes ser oscuridad, tienes fuerza pero no equilibrio.
Informa al mundo quien eres y de dónde vienes…
Sin poder aguantarlo más, emitió un segundo chillido y mirando
al cielo, usó su puño para soltar todo ese poder. Una increíble bola de fuego
azul oscuro se alzó hacia los cielos y estallando de forma brusca, se dividió
en cuatro fénix que disparados, salieron volando hacía Norte, Sur, Este y Oeste
dejando atrás una preciosa estela azulada.
Jadeando buscó a su antiguo capitán en aquel oscuro
callejón, pero antes de que pudiera pronunciar su nombre, una suave brisa le
entregó una pequeña nota:
“Para que nunca
olvides que la familia siempre estará a tu lado por muchos caminos que tomes o
por muy lejos que estés, te hago entrega del poder que yo mismo herede de mi
maestro, y que este recibió del suyo al mismo tiempo. La llama que nunca se puede
apagar, que nos recuerda de dónde venimos y que ilumina el camino a aquellos
que se pierden en algún momento de sus vidas. Te entrego la esencia de mi
esfuerzo y mi cariño para que tu causa muestre la verdad incluso en los tiempos
más oscuros. Te quiero, nunca lo olvides.”
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