Bajo su capucha blanca, observó cada uno de los movimientos
de los guardias. Sus pasos fueron rápidos, y en menos de un segundo trepó hasta
la iluminada ventada. “Ilusos, yo crecí
aquí, me conozco cada saliente, cada hueco, cada escondite” pensó mientras
dibujaba una sonrisa en su rostro. Ella, se encontraba allí, con sus arrugas de
siempre, con su sonrisa, con su sabiduría. Al verle entrar por la ventana,
sonrió.
-Como
cuando eras pequeño, nadie puede encontrarte si te lo propones, y apareces sin
avisar.
-Esta
noche, vengo a pedir consejo. Parto al cuartel general y…
-Y
estás nervioso por tu tripulación –terminó ella ensanchando aún más su sonrisa.
-Sí.
-¿Acaso
no hay otro capitán ahora a tu lado? ¿O es que él no significa nada?
-Por
supuesto… es como mi propio hermano, le confiaría mi vida si se diera el caso.
-Te voy
a contar un secreto que he guardado desde hace muchos años… Cuando tu maestro
comenzó a navegar, no quería ser el más fuerte, ni el más poderoso, al igual que
tú solo quería ser libre, y vivir tranquilo junto a sus seres queridos. Pero a
diferencia de ti, él estaba solo, no tenía tripulación, solo nos teníamos el
uno al otro. Cuando el gobierno mundial empezó a imponer su poder por la
fuerza, él se unió a sus huestes como marine experto.
-¡¿¡¿QUÉ OS UNISTEIS AL GOBIERNO MUNDIAL?!?!
-No
entiendes cuál era nuestra situación. Si no cumplíamos con ellos, nos hubieran
matado a todos, y en ese momento no teníamos nada con lo que luchar salvo que la
espada que ahora tu portas. ¿Qué es una espada contra todo el gobierno mundial?
Además, tu maestro compartía muchas de los objetivos del gobierno mundial, pero
no soportaba sus métodos. No había nadie que luchara por la libertad, era eso o
la muerte. Y tu maestro decidió salvar mi vida y de aquellos que nuestro amor
había engendrado. No hay nada de cobarde en eso. Pocos años después, salió una
sola oportunidad de abrir un rayo de esperanza al mundo. Nadie quería arriesgar
la vida, y fue entonces cuando tu maestro que jamás cometió ninguna atrocidad
como la de sus compañeros, luchó por su sueño, la libertad. Y fue a partir de
entonces cuando poco a poco fuimos ganando la partida al gobierno mundial.
Cuando todo parecía ya ganado, y tú ya habías entrado en nuestras vidas, él te
intentó entrenar no para que fueras alguien obediente, o eficaz, sino para que
fueras alguien capaz de elegir su propio camino. Cuando su edad pudo más que
sus ganas de vivir, sucumbió, y el gobierno mundial comenzó a ganar terreno de
nuevo. Lo más desesperante era pensar, que tú su aprendiz más querido te perdieras
entre la sombra del dolor y la confusión. Pero no, mantuviste en todo momento
firme tu sencilla forma de ver el mundo, y tendiste tu mano a todo aquel que lo
necesitara, sin que nada importase. Y cuando de forma repentina te hiciste
cargo de tu tripulación, plantaste cara al gobierno, en pos de la lealtad, y de
la libertad. Y aquí estamos ahora los dos, después de la tu largo camino hacia
la victoria, yo más vieja, y tú más fuerte que nunca.
Ella se levantó poco a poco y tras la ventana, fijó su vista
en el patio interior del cuartel.
-Acabaste
la tarea de tu maestro, no porque lo debías hacer, pues no conocías esta
historia, sino porque no toleraste las atrocidades de un gobierno corrupto, y decidiste
luchar solo para ayudar a quien más lo necesitaba. Él estaría orgulloso de ti.
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