Entornó los ojos perplejo, se miró la manos… estaban llenas
de sangre, sus ojos se posaron en el pequeño charco del suelo, su reflejo le
mostró dos pequeños ojos verdes bajo una sombría capucha, una barba poblada, y
unas ropas estaban llenas de rasguños,
roturas, manchas de barro… de sangre… habían perdido todo el orgullo y la
belleza que antaño infundían.
¿En qué se había convertido la lucha? Años atrás habría
luchado contra viento y marea en pos de justicia, y ahora… después de todo lo
luchado, después de todo lo perdido… y después de ganar la guerra para las
nuevas generaciones, su tripulación volvía a encontrarse sola… sin contactos,
sin apoyos…
Era cierto… habían conseguido levantar los cuarteles tal y
cómo debía ser, habían aumentado sus filas incluso superando los niveles que un
día sus capitanes habían logrado. Pero ahora era todo silencio, el mar volvía a
ser libre, y todo volvía a estar como debía. Había cumplido su promesa si…
pero… a partir de ahora, pasara lo que pasara, mientras el mundo disfrutaba, su
tripulación seguirían siendo piratas ¿por qué el que lucha hasta el final debe
sacrificarse? ¿Por qué debían seguir navegando solos? Como un héroe tras haber
exterminado a toda la maldad… solo que ellos no eran héroes.
Le habían ofrecido puestos… poder… efímero en su opinión,
había decidido que no abandonaría a aquel que lo necesitara, pero que ya era
hora de que persiguiera lo que su corazón más anhelaba.
¿Y qué era aquello? ¿Acaso quería seguir siendo capitán
muchos más años? ¿Aceptar aquello que un día negó por proteger a los suyos? ¿O acaso
necesitaba dejar todo atrás y embarcarse en lejanos mares inexplorados?
¿Necesitaba un beso o más espadas a su lado?
Se volvió a mirar sus manos… se había convertido en un
superviviente, no le importaba más que los suyos y sobrevivir… ¿las
circunstancias? ¿Las traiciones? ¿Cuál era la línea que separaba los
sentimientos de la locura, el egoísmo de la supervivencia, la tiranía de la
maldad?
-Vamos…
joven guerrero, completa tú camino…
La voz de la chaman le devolvió a la tierra. Sostenía un
cuchillo, y ante él un hombre… maniatado, indefenso… había entrado en aquella
isla y se había encontrado a toda la población nativa esclavizada. Días atrás
ese hombre había sido tomado por un dios, cruel y despiadado al que le debían
ofrecer alimentos, bebida, mujeres… había tomado la isla infundiendo miedo y
había obligado a los nativos a levantar un templo en su nombre.
Acercó el cuchillo a su cuello, todos los nativos le miraron con deseo. Sin duda aquel hombre
merecía morir, pero… se había ocupado personalmente de sus hombres, ya no tenía
con qué esclavizar, su fuerza estaba destruida. Entonces… ¿por qué su muerte
era tan necesaria?
Su mano actuó con rapidez y eficacia. El cuerpo calló
pesadamente sobre el suelo, el aliado del anterior gobierno mundial le miró
incrédulo.
-¡¿¡Por
qué haces eso!?!
-Él se
viene conmigo… tendrá un juicio y seguramente acabe en una celda toda la vida.
-Pero
tú eres el famoso capitán, derrotaste al gobierno mundial… él debe morir.
-¡¡NO, YA BASTA!! –la voz del capitán silenció todo
el templo- Qué ahora seáis libres no os da derecho a decidir sobre la vida de
nadie, se acabaron las guerras, las hermandades, se acabaron las luchas sin
sentido, el gobierno mundial fue derrotado por y para vosotros, es una nueva
oportunidad para que cada pueblo de estos mares pueda crecer sin preocupaciones
ni sufrimientos. Ya ha habido suficiente sangre derramada…
-Deshonras
a los guerreros… nosotros queremos matarle…
-Sois
libres de intentarlo… como yo soy libre de actuar en consecuencia –el viento
comenzó a azotar la isla, la chaman miró al joven de capucha blanca, era
evidente que él lo estaba controlando- ah y por cierto… no soy un guerrero… soy
un pirata.