sábado, 6 de diciembre de 2014

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Todos los soldados habían conseguido llegar al castillo, salvo su pequeño ejército. Habían estado arriesgando sus vidas para ayudar a los demás a llegar, ese comportamiento era muy típico de su maestro. Pero él no estaba allí… y en su ausencia ellos debían mostrar que por algo son sus aprendices.
Demonios y extraños brujos por todas partes. Cada uno de ellos se había dirigido solo a los diferentes frentes abiertos, no podían dejar que el castillo sufriera un solo rasguño. El demonio del fuego  la miraba con superioridad. Eran muy fuertes, ellos lo sabían desde el principio, pero era necesario que alguien les enfrentara aunque no pudieran solos contra ellos.
Consiguió esquivar el ardiente golpe, pero la explosión elevó su cuerpo un par de metros, dejándola en el suelo llena de magulladuras y quemaduras. El demonio no mostró ni un ápice de piedad, extendió su llameante mano, y lanzó su último ataque. Cerró los ojos, era el fin, ya sentía el intenso calor del fuego…
El olor a humo le dio nauseas, sus ojos se abrieron lentamente… su espada brillaba con un tono anaranjado debido al reflejo del fuego ahora esparcido a su alrededor, aún seguía teniendo el pelo dejado y la barba despoblada, pero su armadura estaba adornada con nuevas telas verdes, en realidad todo eso daba igual… él había detenido el impacto, ya estaba allí.
Tags: Fire, ONE PIECE, Sabo, Pixiv Id 6770291
Sus ojos verdes observaron al demonio… lo evaluaba con una expresión más fría que un glaciar…
                -Estas en mi territorio… ¡¡márchate!!
El demonio se detuvo durante unos segundos, pero continuó avanzando avivando aún más las llamas de su cuerpo.
                -Has atacado a lo único por lo que daría mi vida, y pagarás por ello…
Sin siquiera volver a darle una nueva oportunidad, se lanzó contra su ardiente enemigo de un salto. La mano del demonio le agarró, ella emitió un grito de temor… no… el cuerpo… el cuerpo se desvanecía en su ardorosa mano. Él… él estaba justo a sus pies, y sin dudarlo cortó al adepto del fuego por el abdomen, hasta separarlo en dos inútiles partes. Había vencido…
                -Pero… ¿cómo has…? –su cuerpo se había desdoblado, era inexplicable.
                -Los secretos de mi elemento solo los conozco yo, –interrumpió él con expresión seria- volvamos al castillo…
                -Y… ¿los demás?
                -Todos están a salvo… tranquila. Volvamos, descansemos, y preparémonos para la guerra, una invasión se acerca.
                -Yo… lo… lo sien…
                -Estoy orgulloso de vosotros ¿sabes? Habéis mostrado valor, lealtad, y templanza. Y aunque la prueba resultaba imposible, habéis sabido saltar al campo de batalla y aguatar. A partir de ahora no sois simples soldados de la revolución, sois mi última esperanza para gobernar esta región. Si permanecéis a mi lado, plantaremos cara a todo enemigo que quiera destruir el mundo que tanto nos ha costado construir y proteger.
                -¿Y por qué no gobiernas tú…?
                -Ahora mismo es imposible… además alguien como yo no podría hacerlo… solo soy un simple maestro… un maestro que enseñará el poder de los sentimientos.

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