El frío viento del norte revolvió su claro cabello como un
padre acariciando a su rebelde hijo. La nieve caía lentamente formando una gruesa
alfombra blanca sobre las castigadas tierras.
-Conseguiste
salvarlos… -era la voz de una de las maestras, de sus compañeras.
-Si…
-suspiró esperando a que ella se colocara a su lado- por poco sufrimos bajas,
pero mis aprendices consiguieron aguantar hasta que llegué.
-Grandes
aprendices los tuyos…
-Sí,
heredarán todo por lo que estamos luchando.
-Si
bueno… puede que los invasores no estén tan equivocados.
-Qué
quieres d…
El frío acero se clavó como un cristal de hielo, su cuerpo
se postró de rodillas… no podía ser… no podía creerlo. Ella ya había
desaparecido, lentamente su mano, agarró la daga… emitió un grito de dolor,
sangraba… pero debía arriesgarse…
Emitiendo un rugido de dolor arrancó el puñal. Sus manos
estaban repletas de sangre, hacía frio, el mundo a su alrededor estaba
desapareciendo.

-No
caigas joven maestro… -sus arrugadas manos, su dulce voz, todo era conocido,
ella, la maestra de maestras le hablaba- No me queda mucho tiempo… mi cuerpo y
mi mente no aguantarán mucho más, tienes que luchar.
-Ha
sido un aliado… -dijo él escupiendo sangre.
-Los
cinco maestros tenía un traidor… lo siento…
-Yo…
pensaba que lucharían con honor… -su voz temblaba, la tristeza y la rabia dominaban
su corazón.
-Vamos…
si tú caes ¿quién liderará la rebelión?
-La
rebelión… -dijo él sonriendo con tristeza- ¿de qué sirve una rebelión cuando
los ricos son más ricos y los pobres son más pobres? ¿De qué sirve una rebelión
si el amor y la confianza son vencidos por la ambición y el poder? ¿De qué
sirve una rebelión si la justicia seguirá siendo dada por personas cortadas por
el mismo patrón? ¿De qué sirve una rebelión si nos seguimos hiriendo los unos a
los otros? No hago esto por la rebelión, lo hago porque me avergüenzo de mi
propio país, un lugar donde la corrupción y la política son las armas del
juego, donde si no estás con el sistema estás muerto. No hago esto por un bando
ni por el otro, estoy aquí porque esos jóvenes que están luchando no merecen
un mundo cruel, triste, y corrupto,
donde la palabra justicia y la palabra democracia, son utilizadas para
justificar actos deleznables. No lucho para que unos pocos cambien a otros
pocos con demasiado poder, lucho por mis pequeños, mis muchachos… nada más y
nada menos, para que algún día puedan mirarse a sí mismos con orgullo por vivir
en un mundo que ellos mismos hayan construido con los valores que en verdad
hacen única a la humanidad.
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