viernes, 20 de febrero de 2015

Historia de un sueño




Un día como hoy, uno de tantos del año, un día normal vaya, no recuerdo si lluvioso, soleado, antes de comenzar este gran viaje, esta gran aventura… fui honrado a portar el símbolo que hizo que comenzara todo. Extraño a ojos  de cualquiera, pues no todos saben apreciar el verdadero significado de su ser, pero cargado de recuerdos y enseñanzas. Procedente de la mitología celta, se le asociaba a la buena suerte, un símbolo de protección… fue mi decisión portarlo, y a día de hoy me siento orgulloso de haberlo defendido a capa y espada. Te parecerá tonto viniendo de alguien como yo, pero siempre que lo portaba me sentía cómodo, pues era el símbolo de los que me enseñaron a ser quien soy, y créeme aunque parezca absurdo, me dio el poder del viento, me dio alas… alas fuertes, resistentes, llenas de pasión. Con ellas, comencé el viaje en el que os encontraría, pero no nos adelantemos a los hechos. Como decía comencé esta travesía una travesía difícil sin duda… pues eso que tanto había costado conseguir estaba siendo amenazado. Todo parecía perdido, muchos portaban en ese momento ese símbolo, haciendo gala de sus tres valores LEALTAD, LIBERTAD, Y AMOR, pero con el tiempo poco a poco todos y cada uno de ellos fueron desapareciendo.
Dejarlo, abandonar, no merecía la pena…” decían los pocos que quedaba, y yo un joven novato ya no sabía qué hacer, ¿debía seguir adelante como me habían enseñado, o confiar en las palabras de derrota de personas que me superaban en experiencia y rango? Y cuando ya todo estaba por perdido aparecisteis… y lo vi, en vuestra mirada, en vuestras palabras, vi la chispa… la última esperanza. Intenté convencer a los pocos que quedaban, pero nadie escuchó a un novato… y llegó la promesa que allá mucho tiempo atrás hice… sin saber cómo, gracias a ella hice frente a lo que se nos echaba encima. Y todos desaparecieron… ya solo un guardián portaba el símbolo que tanto nos ha dado. Pero continué, aposté por vosotros… me arriesgué, cumplí mi promesa, y juntos hemos reído, aprendido, jugado, llorado, cantado, viajado. Hemos estado en lugares lejanos, hemos visto colores, sensaciones, sentimientos… hemos navegado portando nuestra bandera de la libertad, hemos jugado con la magia de nuestros corazones… JUNTOS HEMOS APRENDIDO QUE NADA NI NADIE NOS SEPARÁ. Gracias a todos estos años juntos, he enseñado y he aprendido que merece la pena luchar por lo que amamos, que vale la pena arriesgarse, que siempre hay esperanza, que el amor puede machacar a la hipocresía, que la lealtad nos demuestras quien somos y porqué luchamos, y que la libertad nos da la oportunidad de decidir quién queremos ser. Todos estos años he luchado cada día, hora, minuto, o segundo por vosotros, porque sé que juntos… no hay quien nos pare.
Y hoy, un día normal, soleado en este caso, me he dado cuenta que una de nosotros se ha convertido en lo que más orgullo me puede dar, una PERSONA AUTÉNTICA. Inteligente, sagaz, llena de energía y pasión, alguien que no duda proteger a quien ama, que lucha por lo que quiere, que no se avergüenza de sí misma. Una persona que sonríe al que llora, que levanta al que cae, que abraza quien lo necesita… cuyo corazón solo muestra bondad y justicia. Una persona de la que no puedo estar más orgulloso, alguien que se ha ganado mi respeto y confianza. Una vez me agradeciste el señalarte el norte cuando perdías el sur, hoy yo te doy GRACIAS POR SER EL SUR AL QUE SEÑALAR EL NORTE. Hoy te hago entrega de lo que me ha acompañado casi toda mi vida, de lo que nos ha permitido encontrarnos, te doy  el recuerdo de muchos, mi pasado, mi presente, mi futuro, te entrego la base de nuestra historia, para que tú la portes con orgullo, porque decidas lo que decidas, sepas que tu gremio siempre te querrá como el primer día. Así que con mi mano levantada y haciendo nuestra señal grito a los cuatro vientos: FELIZ CUMPLEAÑOS SARA.

miércoles, 18 de febrero de 2015

One moment



Esos momentos de silencio, esos momentos… cuando no sabes que hacer, que decir, que senda tomar, esos momentos… cuando parece que aunque esquives la caída una, dos, tres… cien veces, eso que tanto intentas evitar acabará por llegar. Estás preparado, sabes que podrías sobrevivir a ello, pero… y a los que intentas proteger, esos por los que luchas… ¿están preparados? ¿Qué será de ellos?
Esos momentos en los que te agarras a un clavo ardiendo, “lo que sea” te repites a ti mismo, “por ellos… irías al mismísimo infierno” te dices mientras esperas que el karma no te mande otra hostia por pensar así. Pero en el fondo lo crees, sabes que es así, que eres humano, y aunque tu lógica te dice que esas cosas no existen, tu corazón te induce a dudar.
Esos momentos… en los que intentas desconectar. En mi caso, leer, escribir, dibujar, escuchar música, pero aunque tengas ganas de ello, no quieres empezar ese libro, o no estas inspirado, o incluso te duele la cabeza a los cinco minutos de poner música, y te odias a ti mismo… te preguntas si hay otro ser humano más idiota que tú, si te estas volviendo loco, o simplemente piensas en lo que intentas evitar pensar. Y lo peor de todo es que mientras ocurre todo esto, te sientes cada vez más estúpido.
Si… esos momentos… cuando por enésima vez ayudas, luchas, vuelves a ilusionarte, unas veces te dices “porque es lo correcto”, “porque estas por encima de lo que sea”, “porque esta vez es la buena, porque te lo mereces”, pero en lo más fondo de tu ser sabes que es mentira, que vuelves porque quieres, porque eres así, no puedes evitarlo, crees que los imposibles pueden existir, que estás destinado a vivir algo especial, y en ese momento tienes miedo, ¿y si no es así? ¿Y si no merece la pena tanto esfuerzo? ¿Y si tienes que ser como los demás? Ser arrogante, egoísta, cruel, desconfiado, un pasota… una roca. Y lo intentas… con toda tu alma y tus ganas, pero no puedes, y te odias a ti mismo, por ser el bueno, el tonto, el que siempre hace lo que cree correcto aunque suponga un sacrificio para él, el que decide, el que se arriesga, el que habla… te odias por ser el idiota que sueña, el romántico, el que sufre,  el que carga, el que cree, el que lucha, y sobre todo el que nunca consigue nada… bueno si, algo más para tu espalda de lo que nadie quiere responsabilizarse, o algo que sabes que te va herir, pero aun así lo coges, porque… mejor a ti y no que sufran otros. Si, lo haces porque crees la triste mentira de que otro en tu lugar haría lo mismo, idiota…
Esos momentos… cuando intentas romper. Conoces tu furia interior, la temes, por eso la controlas, porque sabes que si sale, podría pasar cualquier cosa… CUALQUIER COSA. Pero cuando quieres sacarla, no sale, algo falla… tu mente quiere, pero tu cuerpo no responde a la orden… y te odias mientras esa onda expansiva vuelve a tu interior, y tu cuerpo tiembla…
Esos momentos en los que el orgullo, el miedo, el desconocimiento… se enfrentan al cariño, esos momentos… en los que el hacer una cosa sería arriesgarse a perder otra, y no lo soportas porque no quieres perder, ya has perdido suficiente.
Esos momentos… no sabes si te han vencido, si te han cambiado… solo sabes que en esos momentos no puedes hacer nada… 

sábado, 14 de febrero de 2015

Nightfall



La brisa recorría cada rincón del silencioso castillo. No se escuchaba el tintineo de los cocineros, los martillazos de los herreros, los gritos en el patio de armas, nada… salvo el ligero murmullo de la pluma al rasgar el papel. Su mano se movía con agilidad y precisión, allí sentado en silencio, amparado por la tenue luz de una pequeña lámpara.
                -Deberías estar disfrutando…
No levantó la mirada de su tarea, ni se volvió… ni siquiera cesó su el murmullo del contacto de la pluma y el papel.
                -Necesitamos actuar con rapidez, estar preparados…
                -Pero no hay nadie en el castillo…
                -¿Acaso importa? –Preguntó sin dejar de escribir- Yo mismo les he dejado irse esta noche, sabrán que tienen que hacer…
                -¿Y tú? –preguntó el visitante jugueteando con sus dorados rizos.
                -¿Yo? Yo no estoy aquí hoy…
                -¿Y dónde estás?
                -A cientos de kilómetros de aquí, en un lugar donde nunca he estado.
                -¿Por qué? –preguntó el rizoso joven asombrado.
                -Porque tú lo has querido así…

martes, 3 de febrero de 2015

Dead or alive



El sonido de cada paso crujiendo sobre la nieve, le devolvía poco a poco a la tierra. Le dolía el pecho, respiraba con dificultad, temblaba, y su frente quemaba más que el mismísimo infierno. Tambaleándose de árbol en árbol por la debilidad salió al camino, el camino a su castillo.
                -Has sobrevivido… -piel de madera, unos intensos ojos verdes… sin duda era la famosa hada, esa de en la que tantas leyendas se hablaba- has vuelto de una pieza y sin la armadura negra, dime… ¿qué has hecho con ella?
                -La deje allí, bajo la nieve.
                -¡¡Bajo la nieve!! ¡¡JA!! –Exclamó con rabia- No puede haber ser tan idiota en la tierra, nadie dejaría tal poder así como así.
                -No… no sería correcto…
                -Correcto… -una sonrisa irónica se dibujaba en su rostro- entras en un bosque al que amas, lo cuidas, lo mimas, dedicas todo tu tiempo en conocer cada secreto, cada faceta, cada rincón, incluso serías capaz de protegerlo con tu vida, y entonces ocurre, su  propia naturaleza te engulle, te confunde, te hiere, te pierde, y tú aún con esperanzas caminas, durante días, sin descanso… intentando encontrar una explicación, algo… y lo haces, encuentras una dura y fría barrera, un poder que casi te mata. En ese momento, decido darte una solución, una salida, rápida, eficaz… podrías haberte convertido en el hombre más fuerte de la tierra, haber acabado con todos y con todo, doblegar a tus enemigos con solo mirarlos, coger lo que es tuyo por derecho. Pero tú prefieres seguir levantándote, prefieres continuar luchando y sufriendo…
                -Si hubiera aceptado… ¿en qué me diferenciaría de mis enemigos?
                -¡¡NO SEAS ESTUPIDO, YO SE LO QUE DESEA TU CORAZÓN!! Tus gritos durante los delirios… si, yo lo sé bien…
                -Me da igual ser estúpido…
                -¿Qué?
                -Que me da igual… no me importa que todos me vean como un estúpido. Lo soy… soy el estúpido que se levantaría de cualquier cosa por ver a un niño sonreír, soy el idiota que cree en sentimientos como el amor, la lealtad, y el cariño, soy el estúpido que se emociona con un “te quiero”, el que cree en la justicia, el que lucharía hasta en el infierno por un amigo, el idiota que sueña con un mundo tranquilo y feliz con las personas a las que ama, que cree en los finales felices, como en los grandes libros e historias. Así que sí, llámame estúpido por arriesgarme,  por soñar, por proteger, por reír, llorar, cantar, por amar…  puede que sin ese trozo de metal negro no tenga ninguna posibilidad de sobrevivir o de alcanzar mis objetivos, pero al menos si algún día el mal vence al bien, o el mundo comete su última injusticia, si todo se acaba alguna vez para mí, mi última caída será sonriendo por haber estado con las personas a las que amo hasta el final, por saber que utilicé todas mis fuerzas por intentar un mundo mejor, el mundo que yo quise amar.
Sabía lo que le esperaba a su regreso al castillo… luchas, miedo, dolor, pérdidas, incluso puede que el fin, pero sonrió, y dejando allí a la legendaria hada, tomo rumbo a su próximo destino.