El sonido de cada paso crujiendo sobre la nieve, le devolvía
poco a poco a la tierra. Le dolía el pecho, respiraba con dificultad, temblaba,
y su frente quemaba más que el mismísimo infierno. Tambaleándose de árbol en
árbol por la debilidad salió al camino, el camino a su castillo.
-Has
sobrevivido… -piel de madera, unos intensos ojos verdes… sin duda era la famosa
hada, esa de en la que tantas leyendas se hablaba- has vuelto de una pieza y
sin la armadura negra, dime… ¿qué has hecho con ella?
-La
deje allí, bajo la nieve.
-¡¡Bajo
la nieve!! ¡¡JA!! –Exclamó con rabia- No puede haber ser tan idiota en la
tierra, nadie dejaría tal poder así como así.
-No… no
sería correcto…
-Correcto…
-una sonrisa irónica se dibujaba en su rostro- entras en un bosque al que amas,
lo cuidas, lo mimas, dedicas todo tu tiempo en conocer cada secreto, cada
faceta, cada rincón, incluso serías capaz de protegerlo con tu vida, y entonces
ocurre, su propia naturaleza te engulle,
te confunde, te hiere, te pierde, y tú aún con esperanzas caminas, durante
días, sin descanso… intentando encontrar una explicación, algo… y lo haces,
encuentras una dura y fría barrera, un poder que casi te mata. En ese momento,
decido darte una solución, una salida, rápida, eficaz… podrías haberte
convertido en el hombre más fuerte de la tierra, haber acabado con todos y con
todo, doblegar a tus enemigos con solo mirarlos, coger lo que es tuyo por
derecho. Pero tú prefieres seguir levantándote, prefieres continuar luchando y
sufriendo…
-Si
hubiera aceptado… ¿en qué me diferenciaría de mis enemigos?
-¡¡NO
SEAS ESTUPIDO, YO SE LO QUE DESEA TU CORAZÓN!! Tus gritos durante los delirios…
si, yo lo sé bien…
-Me da
igual ser estúpido…
-¿Qué?
-Que me
da igual… no me importa que todos me vean como un estúpido. Lo soy… soy el
estúpido que se levantaría de cualquier cosa por ver a un niño sonreír, soy el
idiota que cree en sentimientos como el amor, la lealtad, y el cariño, soy el
estúpido que se emociona con un “te quiero”, el que cree en la justicia, el que
lucharía hasta en el infierno por un amigo, el idiota que sueña con un mundo
tranquilo y feliz con las personas a las que ama, que cree en los finales
felices, como en los grandes libros e historias. Así que sí, llámame estúpido
por arriesgarme, por soñar, por
proteger, por reír, llorar, cantar, por amar… puede que sin ese trozo de metal negro no
tenga ninguna posibilidad de sobrevivir o de alcanzar mis objetivos, pero al
menos si algún día el mal vence al bien, o el mundo comete su última injusticia,
si todo se acaba alguna vez para mí, mi última caída será sonriendo por haber estado
con las personas a las que amo hasta el final, por saber que utilicé todas mis
fuerzas por intentar un mundo mejor, el mundo que yo quise amar.
Sabía lo que le esperaba a su regreso al castillo… luchas,
miedo, dolor, pérdidas, incluso puede que el fin, pero sonrió, y dejando allí a
la legendaria hada, tomo rumbo a su próximo destino.
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