jueves, 9 de agosto de 2012

¿Jaula, o Aula?


Ayer debido a una de las casualidades de la vida, he tenido que volver al lugar del cual renací por así decirlo. Mi sola presencia hizo que muchos de antiguos compañeros se levantaran para decirte: “¿Otra vez aquí, has caído?, su rostros de preocupación te sacan una carcajada tranquilizadora, que seguido de un “no, no te preocupes” llevan a un abrazo muy agradecido. Acto seguido, el revuelo recorre todo los pasillos, el tiempo de descanso comienza, y es  entonces cuando se produce el culmen de tu llegada. Aparecen ellos, te miran y te sonríen, ellos saben que hay muchas probabilidades de que no vuelvas, su trabajo había concluido hacía un año. Sus primeras palabras, tranquilizadoras sobre el futuro de las nuevas generaciones desencadenan una de las conversaciones más polémicas entre los que antes fueron tus compañeros. ¿Jaula, o Aula? es evidente que depende del esfuerzo, y de la persona. Aún recuerdo como esas personas que hacía unos minutos te daban un agradecido abrazo, no eran más que unos polluelos asustados por haber caído. Unos polluelos que imitando tu comportamiento llegaron a donde están ahora: No fuera, pero casi.
Ellos saben lo que estas pensando, claro, estuvieron a tu lado mucho tiempo, ellos te ayudaron a levantarte, y demostrar a todas aquellas personas que te tacharon con un NO VALIDO, que nunca te rendirías y que no te llegaban a la suela de los zapatos. Si, les debo mucho camino recorrido.
Cuando el reloj te vuelve a la tierra, entregas tu paquete, y despidiéndote de todos, te das la vuelta dejando atrás quizá a tus camaradas de “Supervivencia”, cuando sales unos hermosos ojos azules se encuentran con tus ojos verdes. El nuevo polluelo te mira con interés, tu sonríes y dejas en el aire una frase: “Aprende de ellos, ellos son verdaderos maestros”.

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