miércoles, 27 de marzo de 2013

El bosque de los entes.



El bosque era demasiado frondoso para poder correr a plena libertad. Pero aun así, él seguía tras esa bella figura. Cuentan las malas lenguas, que la obsesión le estaba haciendo perder el juicio. Y puede que no les faltara razón. Al principio no le supuso gran complicación, él era un hombre fuerte, decidido, y valiente.
Pasaron los días, y el hombre no retornaba del bosque. Un mes, dos, tres, y nadie conseguía saber nada de él. Se decía también que en las tranquilas noches se podían escuchar sus gritos de desesperación.
Al pasar los tres meses, la comida dejó de ser necesaria para el hombre que seguía recorriendo el gran bosque. La imagen de la bella sombra se convirtió en su único alimento. Poco tiempo después, el descanso nocturno, dejo de ser posible, pues sino continuaba acabaría perdiendo el rumbo de la ansiada sombra.
Cuando su nombre, pasó a ser una pura leyenda en el pequeño pueblo, su cuerpo quedaba inservible en medio del bosque, pero el hombre seguía corriendo. Y corrió, y corrió durante tanto tiempo, que olvidó, sus objetivos, sus proyectos, su nombre. Solo corría tras su ansiada sombra.
Y por fin, llegó el momento de la decisión. Dos caminos. Dos finales. Uno incierto, inseguro, peligroso, pero el más deseado lo más hondo de su propio ente. Pues allí al fondo, se podía atisbar un bello resplandor de esperanza. El otro camino, irregular, largo, costoso, con una señal: “De vuelta a casa”. ¿Cuál era el correcto? Su merecida felicidad, o la tranquilidad de la seguridad. En ese momento, una voz resonó en el interior del ente: “Todo se solucionará”.
Su cuerpo se levantó, y el azulado ente volvió a sentir, ver, escuchar, oler, y saborear. Y en poco tiempo frente ambos caminos, volvía a existir un hombre fuerte, decidido, y valiente. Su primer pensamiento fue: “Seguro que hay alguna manera de conseguir ambos”

sábado, 23 de marzo de 2013

Formación del corazón.



La sangre, se deslizaba por su frente como una lágrima solitaria. Aquel día, el entrenamiento, los esfuerzos,  y los sacrificios de los jóvenes cargos  del gobierno central, al fin daban sus frutos. El capitán de capucha blanca había sido derrotado, y se encontraba ahora ante ellos. Su tripulación no había durado mucho ante su gran flota. Era evidente que su preparación en el arte de la guerra era insuficiente. Y aunque el capitán fuera un experto, ¿qué podría hacer un hombre frente a diez?
                -Al parecer, creéis tener la batalla ganada. - Comentó el capitán bajo su blanca capucha con una sonrisa.
                -¿Cómo que creéis? Miraos solo ante el peligro. – Dijo uno de los cargos con una sonora carcajada. – Vuestra tripulación está derrotada.
                -Es evidente, que os queda aún mucho por aprender. En ningún momento he estado solo, joven. – Comentó el capitán sin modificar la sonrisa de su cara.
Una carcajada general, acompañada de burlas retumbó en el espeso bosque. “Es evidente que está loco” pensó uno de los sonrientes cargos antes de dirigir su atención a los árboles que les rodeaban. De la oscuridad once sombras comenzaron a aproximarse. Toda la tripulación de ese loco, se encontraba ahora apuntándoles con armas de fuego, y con una sonrisa en los labios.

                -Déjenme, que les brinde un consejo, señores. – Comenzó el capitán sonriente. – Ustedes, como la totalidad del gobierno central tienen un gran punto débil. Su formación. Tantos requisitos, esfuerzos, entrenamientos, y grandes pruebas, no podrán compararse nunca con mi tripulación. Puede que ahora mismo, estén heridos, cansados, y jamás tengan vuestro excelente dominio de las armas. Pero tienen algo que hoy, y siempre les llevará a la victoria. Respeto mutuo, amistad, lealtad, compromiso, y libertad de tomar su propio camino. Y por eso hoy son ellos los que están aquí, y no vuestros hombres. Ellos son los verdaderos vencedores de la batalla. Espero que la próxima vez que nos encontremos, sean ustedes los que tomen sus decisiones, y no unos altos mandos con pruebas y porcentajes inútiles.
Ninguno de los cargos del gobierno central se movió, cuando el capitán desapareció en la oscuridad del bosque con su tripulación. Silencio. Eso era lo único que reinaba ahora. El silencio de la verdadera mente despertando.

sábado, 16 de marzo de 2013

Vientos del norte.



El bastón acompañaba cada uno de sus pasos hacia el puerto. Él lo seguía detrás sin dirigir palabra alguna. A lo lejos pudo darse cuenta de cuál era su barco, pues toda su tripulación se apiñaba a babor esperando su regreso. Cuando uno de sus oficiales pudo distinguir a su viejo capitán, la tripulación estalló en un bloque de risas, y saludos. No hacía falta verle la cara al viejo para ver su sonrisa. Al fin y al cabo eran los suyos, y había accedido a instruirle voluntariamente.
Tras haber subido todas sus pertenencias al gran barco, su viejo maestro se giró, y sus ojos marrones se posaron sobre los suyos verdes.
                -Te he acompañado durante todo el tiempo necesario. Te enseñé a navegar en estas nuevas aguas, a ver la salida más allá de la lógica humana. Tienes la tripulación, tienes el barco, y tienes un gran sentido de la justicia. Te he visto enseñar a tu tripulación, te he visto aguantar golpes que destrozarían al más grande y fuerte de los hombres, y he visto cómo tendías la mano a un nuevo oficial a tu lado. Muchacho, tienes más potencial que todo el gobierno central junto. Y lo más importante, todo lo utilizas con el corazón.
El capitán no tenía palabras, estaba ante un triunfador. Alguien que no tenía miedo a nadie, al que respetaban en todas y cada una de las ciudades libres, alguien que pese a su gran experiencia y poder, siempre lo trato como a un igual. No pudo aguantarlo más.
El abrazo duró cinco minutos. Cuando se separaron, el anciano le dedico una sonrisa, y subió con cuidado al barco. Nuestro gran capitán sonrió, se cubrió su rostro con la capucha, y comenzó a recorrer el puerto a la mayor velocidad posible.
El barco comenzaba a deslizarse sobre las aguas. Cuando su nuevo oficial notó la brisa marina, supo que su capitán volvía a estar a bordo. Ambos oficiales se presentaron ante él, para escuchar las órdenes. El capitán al verlos sonrió bajo su capucha:
                -El viejo, ha vuelto a casa. Ahora estamos solos. Rumbo norte, y a toda vela. Vamos a encontrar esa isla.
 

domingo, 10 de marzo de 2013

Juego de parejas.



No sé cómo el tema de las parejas actuales no ha salido en este blog todavía. Fallo mío he de reconocer. Pues bien, comencemos por algo sencillo. ¿Qué es lo que entiende el 80% de las personas, por tener una relación estable con otra persona? Es sin duda una buena pregunta, que la mayoría no me sabrían responder. Hay respuestas tipo: “Es que mi novio y yo, estamos super felices, porque lo hacemos todo juntos, trabajamos juntos, comemos siempre juntos, no salimos el uno sin el otro…” Creerme la inmensa mayoría de las respuestas, siguen este tipo de patrón. Bien podríamos entonces catalogar a este tipo de personas en primer lugar de obsesas, pesadas, y sin autonomía personal. Adentrándonos ya en el terreno de los celos, la cosa se agrava todavía más pues encontraremos otro alto porcentaje de personas que dirán: “Es que me mosquea que hable con otra chica/o. Pero es porque le quiero”. Vamos a ver, ¿TAMOS TONTOS? Si es tu pareja, se supone que confías en ella. Si en verdad este tipo de personas no confían en su propia pareja, puede ser en primer lugar porque saben que ellas (haciendo referencia al término “personas”) serían capaces de caer, en lo que tanto temen que su compañero/a caiga. En segundo lugar, porque saben que lo todas los cariños, chachifiestas, y tonterías que dicen son tan falsos como ellas (siempre en término “personas”).

Pero claro, como siempre queda ese pequeño porcentaje, que siempre hace las cosas bien. Un pequeño porcentaje de personas, que van más allá de las tonterías, y las cosas normales que suele hacer la mayoría de la gente, pues saben que como pareja les gusta hacer cosas juntos que no tienen por qué coincidir con los cánones de esa mayoría. Pues mientras ellos estén a gusto el uno con el otro saben que todo va bien. Parejas que si demuestran su confianza, y respeto mutuo, sin tener que estar pegados todo el día, y mostrando al mundo algo transparente, con sus altos y bajos, sí, pero orgullosos el uno del otro.

miércoles, 6 de marzo de 2013

Ruta de las mentes.



Anochecía ya en la famosa ruta. La gente con sus caminares tranquilos, y felices, tomaba la única dirección de volver a sus casas. Todos de vuelta al inicio. Sus mentes no pudieron procesar la información, cuando vieron que una sobra lejana comenzaba a trotar por el camino. Sola, con no más que una extraña luz azul de compañera. Los segundos fueron tensos cuando el joven cruzó sus miradas con ellos. Pero estaba ya todo tan oscuro que en poco tiempo lo único que se podía ver a lo lejos era la pequeña luz azul.
Pero continuemos con el extraño personaje, probemos a meternos en su mente.
Tranquilidad, eso era lo que estaba buscando hacía semanas. Un momento, un solo momento de tranquilidad. Y al fin era suyo, lo había encontrado. Los árboles le mostraban el camino que debía seguir, sus pulmones respondían con gratitud, y por fin su respiración volvía a ser normal. La música, era en aquel momento susurros de cariño, daba igual que la canción fuera fuerte o suave, triste o alegre, lenta o dinámica. En ese instante, todo relajo cada partícula de su mente. Y mientras recorría aquel conocido camino, toda la ciudad brillaba a sus pies. Cada preocupación, cada deseo, y cada pensamiento, fueron desvaneciéndose poco a poco, hasta que al fin, su mente dormitaba y su cuerpo actuaba. Y sus ojos vieron el final. “¿¡¿YA?!? NO, VOY HACERLO POR SEGUNDA VEZ” pensó. Y cuando su cuerpo comenzó por segunda vez, su mente volvió a desconectar. Solo él, y el camino. Un instante maravilloso. 

Sus ojos comenzaron a ver de nuevo la iluminación de la calle, y allí al inicio, un par de sombras con solo un par de luces compañeras se acercaban a él. Les deseaba el mejor trayecto del mundo. Mientras su mente atenta a la gran luz, comenzó de nuevo a pensar…