lunes, 4 de marzo de 2013

La puerta negra.



Señores hacía tiempo que este blog no compartía algún cuento. Este cuento que os adelanto no es mio, me trae grandes recuerdos pasados. Hoy me gustaría compartirlo con ustedes. Espero que les guste.
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No recuerdo cuando ocurrió ni el nombre del país; pero sé qué hace mucho, mucho tiempo existió un país lejano…
En este país, gobernaba con mano de hierro un rey, que tras cada batalla de la gran guerra que asolaba el país, tomaba a los prisioneros de guerra y los llevaba hacia una enorme sala. Pero lo que nadie sabía fuera del castillo, era lo que el rey siempre hacía con todos y cada uno de los prisioneros:
Los prisioneros eran colocados en grandes hileras en el centro de la sala y el rey gritaba diciéndoles: "Les voy a dar una oportunidad, miren el rincón del lado derecho de la sala..." al hacer esto los prisioneros veían a algunos soldados armados con arcos y flechas, listos para cualquier acción. “Ahora, miren hacia su izquierda” continuaba el rey. Al hacer esto todos los prisioneros notaban que había una grotesca y horrible puerta negra, de aspecto tenebroso, en la que unos cráneos humanos servían como decoración y el picaporte para abrirla era la mano de un cadáver..., en verdad algo verdaderamente horrible solo de imaginar.
El rey se colocaba en el centro de la sala y gritaba:
-Ahora escojan, ¿qué es lo que ustedes quieren?, ¿morir clavados por flechas o abrir rápidamente aquella puerta negra?; decidan, tienen libertad para hacerlo, escojan...
Todos y cada uno de los prisioneros tenían el mismo comportamiento: a la hora de tomar la decisión, ellos llegaban cerca de la horrorosa puerta negra de más de cuatro metros de altura, miraban los cadáveres, los esqueletos y  las frases escritas con sangre del tipo: "Viva la muerte", y uno a uno, todos actuaban de la misma forma.
Todos ellos eligieron la muerte por las flechas. Y así uno tras otro fueron cayendo a manos de los arqueros.
Un día, la guerra terminó, y pasado el tiempo, uno de los soldados del "pelotón de arqueros", estaba barriendo la enorme sala cuando apareció el rey.
El soldado, con toda la reverencia y un poco temeroso, preguntó:
-Sabes, gran rey, yo siempre tuve una curiosidad, no se enfade con mi pregunta, pero... ¿qué es lo que hay detrás de aquella puerta negra?
El rey replicó:
-¿Recuerdas que a los prisioneros siempre les di la opción de escoger?, pues bien... ve y abre esa puerta.
El soldado temeroso dudo un par de veces, pero al final por miedo a la reacción de su rey, abrió cautelosamente la puerta, y sintió como un rayo puro de sol besó la enorme sala. Al ver esto, el arquero con la boca descolocada, abrió un poco más la puerta, y más luz y un delicioso aroma a verde llenó el lugar. El soldado observó maravillado un gran camino verde que se perdía en el bosque. Fue ahí cuando el soldado comprendió que el rey siempre dio a elegir la libertad...

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