viernes, 15 de agosto de 2014

La muerte del llamado héroe



Su barco estaba vacío, anclado en el silencio de una pequeña playa. No había nadie a bordo, todos se habían marchado, pues… un descanso lo necesita todo el mundo.  El fuego de la hoguera iluminaba levemente su rostro sin ocultar en su capucha, ese fuego al que había confiado el más profundo deseo de su corazón.  Había logrado llegar hasta el final, y aun así no se sentía bien, “El Héroe” le llamaban algunos, pero él se sentía más bien como un estúpido. Sabía que no era el más fuerte, ni el más inteligente, no sabía de números, ni de grandes y enigmáticos teoremas, no conocía la medicina, y no era el más diestro en armas, y aun así él había llegado hasta el final.
¿Acaso él no se merecía un descanso? ¿No había luchado por quien lo necesitaba? ¿No había ayudado a sobrevivir a los que habían tirado la toalla? ¿No había defendido a los que no sabían defenderse? ¿No había orientado a los perdidos? ¿No había entrenado a los que nadie quería entrenar? ¿No había sido paciente con los que quería? ¿No los había protegido? Después de todo ¿No se merecía todo lo que ahora perseguía su corazón?
Silencio… esa era la respuesta a todos sus esfuerzos. Puede que al final sus enemigos tuvieran parte de razón, estaba luchando por algo imposible… Quizás ya era hora de dejar de luchar, dejar de intentar vencer, de ser el supuesto “héroe  al que todos admiran pero que al final nadie apoya.
Lentamente se levantó, y dejando atrás la hoguera, comenzó a ascender por el bosque de la pequeña isla. Apenas sabía por dónde iba, solo ascendía, mientras pensaba sonriente lo caprichoso había sido el destino con él.
 La cima se postró ante sus pies, toda la isla se veía desde allí. Sintió al rayo acercarse, volvía para herirle una vez más. Sus rodillas tocaron el suelo, las gotas de sudor caían como lágrimas en el suelo, de su grito desgarrador, el viento fue convocado, de sus puños golpeando el suelo, el fuego fatuo fue generado. Todos y cada uno de los tres poderes del capitán se fusionaron en uno… viento, fuego fatuo, y trueno… los tres unidos provocaron el mayor desastre en la historia de la isla.
Silencio… al final del camino eso es lo que le había derrotado, el silencio… su cuerpo agarró el extremo del alargado objeto, y con los últimos atisbos de fuerza, el capitán clavó la bandera, mientras que su inconfundible sonrisa, la que apenas había desaparecido de su rostro, dejo de existir. Y fue así y solo así como el mundo perdió al mayor de los héroes que podía haber tenido, un hombre normal que solo luchaba por vivir tranquilo y en paz. 




FIN
 

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