domingo, 24 de junio de 2012

¿Rutina? No, gracias.



La oscuridad reina en la habitación. Cuando tus ojos ya consiguen vislumbrar la puerta, decides prepararte el desayuno, te duchas, y mientras te afeitas no puedes imaginar que una llamada puede suponer un 50% de probabilidades de cortarte. Sorprendido por conservar el gaznate, te pones en contacto. Una reunión, y posiblemente una puerta que se abre ante ti. Sin dudarlo te preparas y sales corriendo, “esta oportunidad es mía” piensas.
Llegas a tu destino. Encuentras a tu amigo, tu compañero, este indicándote el lugar que no debes ocupar comienza una conversación muy interesante para ambos, cuando te quieres dar cuenta unas suaves manos te tapan los ojos, para que engañarnos el primer pensamiento fue: “QUE COJONES….!!!”, pero medio segundo más tarde comienzas a darte cuenta, un sentimiento de emoción recorre todo tu cuerpo y piensas: “No, no puede ser, están muy lejos”, y cuando por fin tus ojos pueden volver a tener la libertad, compruebas que SI, SI QUE PUEDE SER, estaban a allí, y tonto tú que no te has enterado de nada. Comienza en ese momento un día que nunca se va a olvidar.
Entre sonrisas, abrazos, y demás muestras de afecto que tanto te gustan, decidís comenzar el viaje, y en menos de un minuto el Renault Megane, conquista la carretera, aunque quizá un poco sobrecargado. Un recorrido divertido sin duda, aunque tú te lleves un doloroso recuerdo en el brazo. Abres la puerta y una brisa marina te saca tu mejor sonrisa, y aunque un bote de pintura te haya chafado la cazadora, ríes, ríes, y ríes, podrían insultarte a la cara, pero ese día, tú seguirás sonriendo. Tras un agradable paseo, rugen las tripas, hora de comer, sin duda lo más simple es lo más agradable. Ya con tu bocata hecho, una agradable vista, y sobre todo con buena compañía, comienza un festín muy difícil de igualar. Historias graciosas, interesantes, agradables reinan en el ambiente. La comida se acaba, pero vosotros seguís allí disfrutando, es entonces cuando tú, con el sol acariciando tu cara, quieres que todo se detenga, que ese momento tan dulce nunca acabe, y que siempre te acuerdes de todas esas sonrisas.
El reloj, te devuelve al mundo, es hora de regresar. Todo parecía tranquilo, hasta que algunas miradas clavadas en vosotros, hacen que tu corazón, retumbe cada vez más fuerte, afortunadamente no es nuestro turno de parar, continuamos camino, pero es necesario descansar un momento, la situación ha sido inquietante. Cuando por fin comenzamos a respirar con normalidad, aparecen el doble de ojos, quizá evalúen, o quizá cuenten, es necesario hacer doble tanda de viajes.
La primera parte del grupo llega por fin, ahora es necesario que dos expertos en caminos vuelvan a por la otra parte. Se marchan, y comienza otro agradable recorrido por tiendas, exposiciones, y sillones de masaje. Risas, conversaciones agradables, opiniones compartidas, te sientes bien, “¿porqué se tienen que marchar?” te preguntas a ti mismo, pero agradecido transformas todo lo vivido en abrazos.
Cuando tus ojos ya no ven el coche, sientes añoranza, pero felicidad. Es evidente que por mucho que pase el tiempo, seguirás siendo afortunado por tenerlos a tu lado.

2 comentarios: