sábado, 5 de octubre de 2013

Tizas de colores



Lectores hoy voy a meterme en un terreno bastante peligroso, pero en el que afortunadamente me muevo constantemente, la educación.  La entrada de hoy no estará centrada en el tipo de sistema educativo que tenemos, pero si en el tipo de educación que se oferta a los niños.
Muchas personas con grandes estudios, e importantes trabajos ahora mismo estarán hinchando su pecho en modo de orgullo. Médicos, Ingenieros, Biólogos, Físicos, y un largo etcétera de trabajos importantes. Todos y cada uno de ellos piden lo mismo: Más Bilingüismo en las aulas, más contenidos, más evaluaciones, más exposiciones, más orientación académica, más, más, más, más, y cada vez más. Porque ¿Cómo no vamos a darle lo mejor a las generaciones venideras? Ellos deben ser grandes, deben triunfar…
Me hace gracia que los no se dedican a la enseñanza tengan tanto que opinar en educación. ¿Acaso el docente opina de cómo deben operar, construir, programar, investigar…? No se dan cuenta que están dejando de lado lo más importante de la educación… los valores. Muchos ahora se reirán pensando que esto es una estupidez, y aquí enlazo con una pregunta que últimamente en mi tercer año de carrera me están haciendo con demasiada frecuencia: ¿Por qué quieres ser maestro? (algunas veces a modo de burla, pero en fin… de dónde no hay, no se puede sacar).
Pues después de un mes dándome la turra aquí tendréis la respuesta. Evidentemente no por el sueldo, ni las vacaciones, y en fin… me puedo reír (por no llorar) del reconocimiento social de los maestros en España. Señores la razón es más que simple. Me gustaría llegar a ser maestro para que esas nuevas generaciones sobre las que el mundo no para de meter más que presión,  tengan una educación plena. ¿Y qué quiere decir esto? Yo se lo explico: Es evidente que la educación académica es algo necesario y vital, pero no dejaré de lado la educación que realmente importa, llamémosla educación “personal”, algo que la mayoría de ustedes han olvidado entre sus conferencias, y sus libros. Como futuro docente, no necesito que mis alumnos sean los mejores… no, no lo necesito… lo que quiero es que sean buenas personas, que no se pisen los unos a los otros, que sean capaces de pensar por sí mismos, que sepan convivir, que sepan perseverar, que tengan confianza en sí mismos, y que persigan lo que les dicte el corazón y no la codicia. Si consigo esto señores, como futuro educador mi trabajo habrá tenido sentido.
Y ahora lanzándoles una última pelota, si ustedes se están dedicando a algo que no han elegido por sí mismos, pueden plantearse dejar de opinar en que sería mejor para las nuevas generaciones futuras, y pensar que sería lo mejor para ustedes. 
Y como siempre hago, porque me parece de buena educación, me disculpo con cualquier persona que se haya sentido ofendida con la entrada. Tienen todo el derecho a estar equivocados.

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