El viento desplazaba fuertemente la arena, el calor era
insoportable, y en cada paso hundía medio pie en la arena. Su capucha blanca le
protegía del sol, pero el calor le maltrataba con cansancio y sudor. Llevaba siete
días caminando en aquel desolado desierto, y lo único que había encontrado eran
esqueletos bajo el sol.
Las piernas le comenzaron a temblar una vez más, no podía
más. En cuestión de segundos, sus rodillas tocaron la arena. “¿Esté es mi fin?” pensó. La oscuridad le
estaba ganando la partida a sus ojos.
Un chorro de agua fresca le salpicó la cara. Y un brazo
levantó su cuerpo.
-¡Capitán!
¡Venga arriba!
“¿Qué está haciendo mi
segundo de a bordo aquí?”
-¿Has
cruzado el desierto tú solo? –Preguntó con voz ronca el capitán.
-Si…
señor. Había abandonado ya toda esperanza de sobrevivir, hasta que le vi.
-¿Qué
te ha llevado a cometer semejante estupidez? Mírate, apenas puedes mantenerte
en pie.
-Igual
que usted, capitán. No podía dejar que se enfrentara solo a esto, así que deje
a la tercer oficial al mando, y me adentré en el desierto. Me tiene a su lado
pase lo que pase como siempre.
Ambos se miraron a los ojos, y soltaron una carcajada. Sin
darse habían reanudado la marcha.
“Se ha cruzado todo el
desierto solo para no abandonarme, y sin desobedecer la orden”
-Arrodíllate.
Su cara de sorpresa, le hizo soltar otra carcajada.
-Arrodíllate,
es una orden.
Su mano toco su
hombro. Y sus labios abrieron el juramento que hacía tantos años, él
mismo había aceptado.
-“Por demostrar que luchamos por un noble
ideal, por no cesar nuestra imaginación a la hora de soñar, por proteger
nuestros corazones y luchar por las
personas que amamos, por ser amigos fieles y no cesar de seguir a nuestros
camaradas, por tener el valor para vencer dragones, gigantes y saber luchar por
nuestras metas, por regalar nuestra presencia al necesitado y ser hospitalario
con todo aquel que lo necesite, por comprender los problemas de los demás y
ofrecernos a ayudarlo aún a riesgo de nuestra vida, por usar la sonrisa como
cura del alma y alegrar al mundo con nuestro caminar, y por no perder nunca la
esperanza y aguantar en los perores momentos sin desfallecer.” Levántate
como capitán. Ahora tenemos el mismo rango. Continuemos juntos este sueño.
-Pero
eso quiere decir…
-YA
HEMOS LLEGADO.
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