Los primeros abrazos, fueron el comienzo de una nueva
aventura. Sus sonrisas y bromas, no solo sacaron una sonrisa que hacía días
había perdido, si no que me recordaron una vez más porque son tan especiales.
El viaje, divertido a la par que cansado toco a su fin cuando llegamos al
valle. La paz absoluta nos era brindada por el viento que acariciaba los
árboles. Paz que en seguida rompimos nosotros. La primera prueba de esta
maravillosa aventura: Buscar donde descansar. Tras haber colocado nuestras
“bolsas de viaje” el festín comenzó. La suculenta comida, llenó nuestros
estómagos y renovó nuestras energías. Y tras conocer el valle que nos acogía,
nos relajamos. Nos esperaban unos buenos días.
Una de las cosas que más me sorprendió sin duda es como el
cariño, las risas, y un paso relajado pero sin prisa, no desanimó en ningún
momento nuestro paso por el valle. Daba igual que hacía arriba o que hacía
abajo, nosotros seguíamos recorriendo el camino fijado, e incluso con el león
rugiendo en nuestras tripas, el camino continuó hasta límites francamente
insospechados. Tras otro increíble festín de recompensa por nuestra increíble
marcha, y la suave caricia de la música unida con la competición, hizo que el
cansancio no tardara en abrazar nuestros cuerpos, que sin miramientos se
entregaron al descanso.
Pero claro, la música puede ser como una bofetada cuando
interrumpen tus sueños. Y gracias a la voz de Joselito nuestros cuerpos por
poco reaccionan de una manera un tanto agresiva jaja. El viaje de vuelta a la
civilización no podía realizarse sin un estómago bien lleno así que tras un
último banquete nuestros corazones volvieron a la ciudad. Tras una ducha
francamente agradecida, un paseo un tanto curioso (aunque haya sido digamos que
manchado por el comportamiento de la gente) es agradecido por el cuerpo, que
sin más dilación se entrega otra vez a la buena comida antes de concluir otro
glorioso día.
Ni siquiera el mal tiempo nubló nuestra sonrisa, así que con
paso firme aunque un poco ciego por la niebla, subimos a admirar una de las
maravillas del norte, Los lagos de Covadonga, aunque en realidad solo podríamos
hablar de una sospecha de que en realidad estaban allí. Pero bueno como dije
antes, “al mal tiempo, buena cara” y vaya si le dimos buena cara. La cara de
felicidad al poder comer, y estar sentados a la vez jajaja.
Pero no todo sería tan fácil, así que el destino decidió
ponerle una traba a uno de nuestros compañeros de aventura… UN DOLOR DE
ESTÓMAGO. Parecerá una cosa la mar de simple, pero no puedo olvidar las caras
raras que ponía al beber su… digamos “medicina”, tu mente se preguntaba constantemente
si esas caras eran de DOLOR, MIEDO, o simplemente ASCO. Cuando todo parecía
controlado, un paseo por algunos de los lugares más bonitos de Oviedo fue un
buen intento para recuperar la normalidad, pero nuestro pequeño paseo acabo por
dejar medio coja a otra querida compañera de este viaje.
Con miedo por las recientes lesiones, tiemblas ante el nuevo
día que se te presenta. Pero parece ser que el poder de la adrenalina es más
fuerte que cualquier tipo de dolor, así que entre disparos, bosque, acción, y
golpes, cada uno de nosotros tiene su momento para convertirse en un RAMBO, bueno
más bien todos los que optamos por Acción y no Relax jaja.
Con el cuerpo levemente golpeado, un día de sol se abrió
ante nosotros. Sin dudarlo, lo aprovechamos con un gran día en una playa, de
una bella ciudad costera del norte. Pero claro no nos dimos cuenta una vez más
de la parte del país en la que estábamos, hasta que el tiempo y el frio nos obligó
a refugiarnos de una noche más bien corta pero intensa. Cuando el cansancio
acumulado de toda la semana hizo mella en nuestros cuerpos, un último viaje al
reino de los sueños se hizo inminente.
Mi cuerpo ya renovado, recorría el pasillo a la mañana
siguiente, con un sigilo muy poco común en mí. Y cuando descubres entre risas
que no eres el único despierto en la casa, el día final comienza. Tu cuerpo
agradecido por el día relajado que le has proporcionado, tiembla ahora
recorriendo el camino hacía donde se dio el primer abrazo.
Tras la temida despedida, tus compañeros de aventura tienen
que volver a casa, y cuando los ves subir al tren piensas “aguanté”. Pero tus
ojos y tu corazón, se alían para jugarte una mala pasada, y por fin te das cuenta,
cada gota derramada es simplemente otra forma de recordar cada minuto y cada
segundo de esta aventura, una aventura que nunca terminará.
Genial entrada master!
ResponderEliminarPD: Era ASCO xD
jajaja se os hecha un montón de menos.
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