jueves, 31 de enero de 2013

Guardianes del sueño.



El sonido de las herraduras contra el suelo, rompía el silencio del espeso bosque. El caballo de ojos amarillentos obedecía a todas las órdenes de su jinete de capucha blanca. Su amo se sentiría orgulloso en los establos del pueblo. Nadie se había armado del valor suficiente para cruzar el negro bosque desde hacía años, y el jinete estaba empezando a comprender el porqué. Los árboles, que unidos entre sí con el paso de los años convirtiéndose en eternos hermanos, invadían ahora el poco sendero que quedaba con sus robustas raíces. Pero la buena vista del jinete, le permitió evitar los obstáculos más peligrosos.
Llevaba diez horas cabalgando, por un simple rumor de un borracho del puerto. En parte, el joven capitán se sentía un tanto estúpido cada vez que pensaba su precipitada decisión. Cuando por fin lo escucho. Un tambor, y no muy lejos de allí.
No supo cuánto tiempo espoleó al fiel caballo, pero lo que si supo es que en menos de diez minutos lo encontró. El pueblo que estaba buscando.

Era magnífico. Todas las elegantes casas eran acariciadas por una suave alfombra verde, la cual se unía junto a un rio de agua cristalina a pocos metros de la aldea.
Pero lo que más sorprendió al capitán fueron los dos guardianes de la aldea. Eran ellos, el rumor era cierto. Los antiguos capitanes del barco se encontraban allí. Cuando estos se acercaron, el capitán no pudo evitarlo, y se arrodilló. El orgullo, el respeto, y los buenos recuerdos le obligaron. “si mi tripulación me viera” pensó.
                -Levántate, joven capitán. – Dijo la guardiana – No, estropees tu noble aspecto.
                -Tú me enseñaste, que el aspecto no es lo primero que se debe valorar de una persona. – Contestó el capitán con una sonrisa.
                -Aun así, levántate y quítate la capucha blanca. – Dijo el guardián.
                - Y tú me enseñaste a mantener la prudencia en todo momento.
Las carcajadas de los guardianes del pueblo resonaron alegremente, fundiéndose con el viento.
                -Ya sabíamos que el barco no dudaría mucho más. Bienvenido, a tu merecido hogar.
                -De hecho – Comenzó el capitán.- Vengo a informaros de que el barco ha sido reparado, y que tiene una tripulación mucho mejor de la que formábamos nosotros. Vengo a ofreceros, un sitio como capitanes del barco, junto a mí.
En ese momento, el rostro de los capitanes se ensombreció.
                -Pensábamos que habrías desistido. Puede que tu tripulación sea buena, pero es joven, no durará. Quédate con nosotros, olvídalos, no les debes nada, de hecho te lo deben ellos a ti.
El capitán, apretó los puños. ¿Podía ser que se hayan atrevido a proponer que abandone? ¿Olvidar a su tripulación? Jamás. Le hubiera gustado tenerlos cerca de nuevo, pero han elegido. El capitán se dio la vuelta y se montó de nuevo en el caballo.
                -Vuelve cuando todo haya terminado, te acogeremos con los brazos abiertos.
“¿Volver? Puede, pero solo cuando no me quede más por vivir” Pensó el capitán cuando se adentró en el bosque para volver.

miércoles, 30 de enero de 2013

¿Futuro, o simplemente un sueño?



La pequeña casa como siempre mostraba el esplendor de hacía años. En su interior la tranquilidad no reinaba esa noche. Esa noche era especial. Todos y cada uno de ellos se sentaban en algún lugar del gran salón. Unos en el sofá, otros en sillas, algunos tardones en el suelo, e incluso algún despistado se conformaba con apoyar su espalda en la pared. Barullo, ruido, y gritos es lo que se podría escuchar desde la calle, pero si alguien se quedara escuchando atentamente, seguro que sonreiría, pues los gritos no eran de dolor, si no de cánticos seguidos de risas, vamos, música para los oídos. 


Tal era la felicidad de cada uno de los habitantes de la casa, que ninguno se percató del ruido de la cerradura al abrirse. El dueño de la casa había llegado. Un hombre quizá aparentemente duro y severo tras ese pelo largo, y barba recortada. El silencio se alzó en el gran salón cuando el hombre entró, sus ojos verdes fueron encontrándose con los de los causantes de cada ruido. “Están todos y cada uno” pensó el hombre, y en ese momento, por fin el silencio perdió la batalla:
            -Venga, ¿quién es el primero?- Dijo el hombre abriendo los brazos.
Carcajadas sonoras, y ruidos de sillas arrastrando, de saltos, de pies trotando. Pero lo más importante el cariño de cada uno de los invitados. Igual a simple vista, pero único en cada persona. Todo era perfecto…
-¡Capitán, despierte hemos avistado tierra!
El capitán se levantó, se puso su túnica de guerra con capucha blanca, y salió de su camarote dispuesto a coordinar la llegada a tierra. Había vuelto a la realidad, al presente.


lunes, 28 de enero de 2013

Viento de noticias.



El viento era el principalmente molesto en la isla aquella fría mañana. Una de las islas con más movilidad de la región se encontraba ese día completamente desierta y en silencio. “Todo por culpa del viento” pensó la condecorada mujer, apoyada en la gran terraza de su lujoso despacho. Tan absorta estaba en sus pensamientos que no pudo evitar sobresaltares cuando un hombre con una túnica de guerra con capucha blanca apoyado en la pared a pocos metros de ella le habló:
            -Bonito despacho, si, parece que los jefazos se han portado contigo bastante bien. ¡Vaya vistas!
            -¡TÚ! ¿¡CÓMO HAS ENTRADO!? – Grito ella tras recuperarse del sobresalto - Te está buscando la mitad de los hombres del gobierno, y tú tan campante paseándote por el despacho de una de sus altos cargos. ¡ESTAS LOCO, SI CREES QUE TE DEJARÉ SALIR!
            -Yo tampoco me alegro de verte descuida. Solo vengo a decirte dos cosas, y volveré con mi tripulación. La primera, es que sois tan arrogantes que no os disteis cuenta de que una de mis segundos de a bordo, consiguió espiaros durante dos meses, dándome información de cada paso que dabais. Información bastante interesante, como por ejemplo, el cómo te regodeas de todas nuestras victorias atribuyéndote el mérito. ¿En serio piensas tus superiores se han creído esas patrañas?  En fin, eres más ilusa de lo que pensaba, pero por mí puedes seguir mintiendo a todo el mundo. El segundo punto de nuestra conversación, consiste en un mensaje de mi parte para tus queridos superiores. Les comunicarás que ya he localizado el barco con forma de isla, que han fracasado en su intento de digamos “hacerme llegar a su manera”. ¡Nada más! Así que sin más te dejaré otra vez con tus pensamientos.
            -¿En serio crees que te dejaré marchar así como…?
Pero era demasiado tarde, el capitán se había marchado, y con él toda la fuerza del viento.
           

domingo, 20 de enero de 2013

El recuerdo del último bufido del toro.

El pasado, está lleno de momentos en los que nuestra propia mente se transporta. A veces, de una manera inconsciente, otras por añoranza, y otras por el simple hecho de encontrar una sonrisa en un momento de oscuridad.
Pero  hoy no voy a hablar de momentos pasados, sino de las personas que hacen posible que esos momentos sean únicos. Hoy se cumple un año más de la marcha de una persona inigualable. Una persona respetada no solo por su fuerza física, sino que también por la fuerza de sus valores. Alguien que siempre lucho, y si puedo decir LUCHÓ, para intentar conseguir el mejor futuro posible para él y los suyos. Puede que no fuera licenciado, ni viajara por el mundo, y puede que no pudiera presumir de trabajar en lo que le gustaba, pero a pesar de eso se supo ganar el respeto del mundo solo con su gran corazón, y con una humildad que todavía hoy son recordados.
Como decía, hoy se cumple un año más en el que mi camino se separó del suyo, y a día de hoy no he encontrado ni hombre, ni mujer que iguale la grandeza de esta persona. Y es en realidad eso lo que le falta por comprender al ser humano para alcanzar la grandeza: “no es grande lo que  puede tener o tiene el ser humano, sino el cómo utilizarlo”.

martes, 15 de enero de 2013

Nº50.



Recuerdo la primera entrada en este blog, bueno en realidad recuerdo todas y cada una de ellas, pero especialmente la primera. Pues ese seis del Abril de 2012 no solo supuso que se abriera ante mí un nuevo mundo al que dar forma, sino que también una posibilidad de ver el mundo desde una perspectiva totalmente nueva para mí. Estas cuarenta y nueve anteriores entradas, hemos pasado por lugares en los que lo único que puedes aprender es a sobrevivir, hemos conseguido ser como el fénix en un nuevo nacimiento de entre sus cenizas, hemos visto caras de la sociedad no tan avanzadas y que deberían ser olvidadas, hemos disfrutado de cuentos e historias, y hemos realizado viajes y aventuras maravillosos. Dudas, peligros, y miedo, no negaré que existieron, como tampoco negaré que aprendimos a controlarlos y doblegarlos sin ningún problema, y lo más importante, todo esto lo hemos hecho juntos.
¿Qué viene ahora? Pues me temo que la respuesta será solo el tiempo el encargado de traerla. Puede que más viajes e historias aún sin acabar, puede que más verdades afiladas, o simplemente mi extraña forma de mirar el mundo. Solo espero que no olvidéis que estaré encantado de que dediquéis unos minutos de vuestro tiempo, en adentraros en mi mundo. Así que una vez más gracias, y bienvenidos.