miércoles, 30 de enero de 2013

¿Futuro, o simplemente un sueño?



La pequeña casa como siempre mostraba el esplendor de hacía años. En su interior la tranquilidad no reinaba esa noche. Esa noche era especial. Todos y cada uno de ellos se sentaban en algún lugar del gran salón. Unos en el sofá, otros en sillas, algunos tardones en el suelo, e incluso algún despistado se conformaba con apoyar su espalda en la pared. Barullo, ruido, y gritos es lo que se podría escuchar desde la calle, pero si alguien se quedara escuchando atentamente, seguro que sonreiría, pues los gritos no eran de dolor, si no de cánticos seguidos de risas, vamos, música para los oídos. 


Tal era la felicidad de cada uno de los habitantes de la casa, que ninguno se percató del ruido de la cerradura al abrirse. El dueño de la casa había llegado. Un hombre quizá aparentemente duro y severo tras ese pelo largo, y barba recortada. El silencio se alzó en el gran salón cuando el hombre entró, sus ojos verdes fueron encontrándose con los de los causantes de cada ruido. “Están todos y cada uno” pensó el hombre, y en ese momento, por fin el silencio perdió la batalla:
            -Venga, ¿quién es el primero?- Dijo el hombre abriendo los brazos.
Carcajadas sonoras, y ruidos de sillas arrastrando, de saltos, de pies trotando. Pero lo más importante el cariño de cada uno de los invitados. Igual a simple vista, pero único en cada persona. Todo era perfecto…
-¡Capitán, despierte hemos avistado tierra!
El capitán se levantó, se puso su túnica de guerra con capucha blanca, y salió de su camarote dispuesto a coordinar la llegada a tierra. Había vuelto a la realidad, al presente.


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