lunes, 20 de mayo de 2013

El ruido de los martillos



El ruido de los golpes de martillo, rompía el silencio de la playa donde un día estuvo anclado un barco con mascarón de lobo. Toda la tripulación trabajaba con una sonrisa en el rostro. Cortaban, lijaban, barnizaban, colocaban, y unían. Puede que ellos no lo vieran, pero desde lo alto del acantilado, su esfuerzo comenzaba a tomar forma de barco. Tan ensimismado estaba el capitán, allí sentado, observando tal esfuerzo, que no reparó en la presencia del anciano a su espalda.
                -¿Por qué te sientas aquí arriba para mirar una y otra vez el mar? – Su voz era lenta y áspera. - Sabes que no volverá, y sin embargo, llevas todo el mes viniendo aquí.
                -Supongo que este sitio me ayuda a recordar, y a pensar.
                -¿Supones? No joven capitán, ¿sabes o no sabes? – Comentó el anciano dirigiendo su mirada hacía la playa - ¿Y ellos? ¿Por qué intentas que sigan unidos en tu tripulación? No les debes nada.
                -Porque no se merecen sufrir las consecuencias de una guerra que ellos no provocaron. Además su formación aún no ha acabado.
                -Ya veo. Muy bien, joven capitán, te esperaré al este, si consigues llegar, triunfarás en tu decisión. Cuidado en tu viaje y buena suerte. –Dijo el anciano dos segundos antes de esfumarse con el viento.
El capitán se tiró sobre  la hierba,  y sus ojos verdes bajo la capucha observaron la primera estrella de la noche que en breves momentos llegaría “Aquella estrella de allá”.
                -Sé de sobra que no volverá, y gracias por la suerte, la necesitaré.

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