Días de locos. Eso era lo único que podía decir tirado sobre
la oscuridad y el silencio de la noche. Cuál frágil es la mente humana, que
ante las adversidades produce una autodefensa única de cada mente. Rabia,
ironía, miedo, falsas ilusiones, pérdidas de memoria, vergüenza, desazón,
derrota, todo esto puede crear la mente, mientras que en la penumbra busca algo
¿pero qué? Cada mente utiliza una autodefensa diferente para cada situación,
para la traición, para el amor, para el rechazo, para el estrés, para la
tristeza, para la responsabilidad, para las cargas, para el cansancio, para el
dolor, para todo una diferente. Pero lo más sorprendente es que aun siendo
única cada respuesta, el término “mente” se enfoca desde una forma general,
incluso única para todos ¿por qué? Cuando una mente está llevando uno de estos
procesos, se vuelve nuestra peor enemiga.
Se reduce tu descanso, tu apetito, y tu sonrisa, y tus sueños se vuelven diferentes y desconcertantes,
aunque luego la propia lógica nos haga volver a la misma situación. Como si de
un laberinto se tratase. Y como un soldado recibiendo balazos en la primera vanguardia,
nuestro propio ser nos obliga a sobrevivir. Y cuando por fin damos un paso más
adelante, nuestro corazón gran sabio maestro, nos da la lección que los hombres
estamos destinados a olvidar, el néctar cristalino no sale de la mente.
Nosotros confiados seguimos avanzando, pues que más darán ya las tristes
decisiones, los recuerdos, los traidores, los desertores, el futuro incierto,
el miedo ¿Qué más da? La voluntad y el honor de los hombres nos obliga a seguir
avanzando, y es en ese preciso momento cuando aún con ese espantoso néctar en
la cara, el primer moratón aparece en nuestro pecho, y solo cuando nosotros nos
preguntamos “¿Solo uno?” aparece la traca final de moratones que golpea una y otra
vez en el mismo sitio. Y entonces es cuando un sólido pero desconocido apoyo
surge a nuestro lado, y aquí es cuando nuestro ser nos da por una vez opción,
fiarte de esta nueva figura e intentar apoyarte, o hacer que sea esta figura la
encargada de levantarnos a su voluntad. Y cuando por fin nuestro cuerpo vuelva a estar en pie
nuestra mente se encargará de decirnos, quienes somos realmente.
No hay comentarios:
Publicar un comentario