lunes, 26 de mayo de 2014

El sonido del trueno (1ªparte)

Las gotas de sudor caían sobre la arena en cada paso, le pesaban las piernas, tenía sed, había perdido audición, y ya apenas veía por donde caminaba. El sol consumía poco a poco su poder, y el corazón le dolía… le quemaba… le escocía. Sin poder más sus rodillas tocaron el suelo, y su cuerpo calló sobre el árido y ardiente suelo.
¿Acaso ese sería el final de la historia? ¿Morir a manos de un desierto? Con el tiempo como enemigo… con víctimas inocentes sufriendo… ¿Acaso acaban así todos los guerreros que luchan por la justicia?
Sus ojos se fueron cerrando…
                -¿Así acabarás después de todo?
Su voz le hizo incorporarse rápidamente, allí estaba él, bajo su habitual armadura de capucha blanca, apoyado en su bastón mientras sonreía, su maestro.
                -¿Acaso estoy muerto ya? –Preguntó el capitán observando la pequeña estancia- ¿Es este el comienzo del final?
                -¿Final? No… -dijo el viejo con una carcajada- ¿Acaso no hay una víctima que sufre la injusticia?
                -Casi no sobrevive hace años… no sé si podrá aguantar… te juro que lo intento… intento enfrentarme al tiempo, pero él…
                -Fuiste muy valiente enfrentándote a un mago elemental, intentó controlar tu corazón, y aun sabiendo que te superaba en poder y experiencia, decidiste luchar por la libertad. Pero recuerda… te necesitan, y  un capitán nunca abandona, nunca...
                -¿Qué harías tú en mi lugar?
                -Mi pequeño…  -dijo el anciano sonriendo- yo hace mucho que ya no estoy en tu mundo, no me corresponde decir cómo hacer las cosas, ¿Acaso no has aprendido mi poder? ¿Acaso no controlas el viento desde niño?
                -Si… pero…
                -Tienes dos poderes, solo te queda descubrir el tercero…
                -¿Cómo…?  ¿Dónde…?
                -Recuerda… aun te necesitan…

Sus ojos se abrieron, lentamente se levantó, se sacudió la arena, y miró al cielo… estaba negro, muy negro… “Sabía que caerías, era cuestión de tiempo” decía una voz traída por el viento.


El capitán sonrió… “Ya sé dónde estás… voy a por ti” pensó antes de desaparecer con el propio viento.


CONTINUARÁ

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