lunes, 19 de mayo de 2014

Piel negra, corazón humano

Señoras y señores, hoy en este blog se abrirá el telón a una realidad que aun estando demasiado presente en nuestra sociedad, parece estar lejos de erradicarse. Pero comencemos la historia, por donde comienzan todas las historias… por el principio. Encontrándome en una pequeña reunión familiar, a la que he de decir no acudí por gusto y ganas, he sido testigo de una situación que a mi entender me parece vergonzosa. Una de mis familiares, empezando una relación con un joven de otra nacionalidad, decide pedirle que le acompañe al evento para conocer a la familia, ya saben lo típico de suegros, y cuñados que se conocen y bla bla bla.
Todo parecía perfecto e idílico para la feliz pareja, pero como siempre pasa en este tipo de reuniones, de entre todos los aspirantes a groserías y a ser, para que engañar, una auténtica vergüenza como persona, surge uno que sobresale de los demás, animando e incitando a comportamientos y actitudes bastante alejadas de lo adecuado. Es decir, en el momento en el que la pareja se alejó del lugar, y sin haber pasado ni siquiera 30 segundos de haberse presentado cordialmente, este… llamémoslo “cabestro inculto” lanza el primer comentario de la jornada:
Pues vaya este seguro que es un delincuente que viene a rascar dinero
Seguido de un:
Yo no soy racista… pero  las cosas como son, no me hace gracia que se mezcle sangre de este tipo en mi familia”.
Ante esta situación, he de decir que mi indignación salió a la luz a modo de reproche generando una discusión completamente absurda con gente completamente ignorante. A pesar de mis intentos de uso de raciocinio y de la lógica, solo he podido sacar en claro que en primer lugar, estaba rodeado de analfabetos, incultos y retrógrados, que aún viven en un pasado donde las libertades de la gente eran coaccionadas, y en segundo lugar, que también estaba rodeado de hipócritas que se hacen creer a sus parejas, o esposas que saben lo que es el amor de verdad.
Bien para empezar, con esto último, yo tengo claro, que el amor no entiende de razas o culturas. Si dos personas se quieren, no veo motivos para que nada ni nadie se interponga en su camino con problemas absurdos y triviales, que lo único que hacen es aumentar la estupidez de los hombres. Y si alguien está en contra de esto, diré sin tapujos que esa persona es escoria que lo único que hace es alimentar prejuicios que dividen a una única raza, la raza humana.
Otro aspecto que me gustaría destacar, es como a modo de escusa, apelaban al apellido como un signo de nacionalidad, a lo que yo me pregunto, ¿Es el apellido el que hace a un hombre o mujer? ¿O son más bien nuestros actos los que nos construyen como persona?
Como siempre suelo hacer, meto todo hacia mi terreno, y como futuro maestro (espero…), tengo claro que una de las primeras cosas que voy a dejar claras en mi día a día, es no tolerar ningún acto o comentario racista, y educar a los niños para que jueguen con niños ya sean blancos, negros, o azules, me da igual. Todo el mundo merece ser tratado en condición de persona, así que eliminemos por favor los prejuicios de una vez, y empecemos a convertirnos en personas cultas, y adaptadas a un mundo cada vez más unido.

Y esta vez para terminar, por primera vez en la historia de este blog,  me niego rotundamente a pedir perdón si alguien se ha sentido ofendido. Si esta entrada le resulta ofensiva, apague el ordenador, y por favor no vuelva a ensuciarlo con su tacto.

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