La pequeña taberna estaba abarrotada en el pueblo pesquero.
Era habitual desde hacía unos meses, encontrar a todos los piratas más buscados,
reclutando tripulación, comprando víveres, o simplemente tomando un trago.
Cuando el barco le dejó en el puerto, pudo oír a lo lejos al capitán.
-Suerte
con su empresa, señor mago.
Bajo su negra capucha el joven compuso una mueca de
desprecio. Cómo odiaba a los piratas, robaban, y saqueaban, eran
arrogantes y confiados. Había tenido que
eliminar a media tripulación del barco ya a su espalda… se habían atrevido a
asustar a un pueblo cercano a los dominios de la familia, y a retar a todo
aquel hombre que se les cruzara. Cuando abrasó a vivos a diez de sus
integrantes, el capitán se arrodilló, pidiendo clemencia, no tenían honor ni para
morir.
Sus pasos llegaron a la ruidosa taberna. Su mirada de
despreció atrajo la atención de un
corsario borracho.
-¡Eh
tú! –Gritaba- ¿Tienes algún problema con mi cara? Porque si es…
Sus manos actuaron con rapidez, y empotrando el cuerpo de
ese infeliz contra la pared de espaldas, lentamente le susurró.
-¿Dónde
se esconde el viento escoria?
El corsario consiguió zafarse, y trastabillando con
nerviosismo, solo señaló al norte y se fue con una expresión de dolor y miedo
en rostro.
Justo en el momento en el que sus pasos se adentraban en el
bosque, lo vio. Bajo su armadura de capucha blanca, la espada de su maestro, y los
símbolos de su estúpida tripulación, allí lo pudo ver, el capitán que más
odiaba y odiará en toda la tierra.
-¿Qué
haces que no estás con ella? –preguntó el capitán directamente.
-Vengo
a traerte una noticia… su cuerpo necesita curarse ya… no hay más tiempo…
-Hago
lo que puedo mago.
-¿Y tú
te haces llamar hombre? En cuanto nos dio la noticia, te fuiste y no volviste…
-No
entiendes nada… -contestó el capitán devolviendo la mirada de forma furtiva- y
seguirás sin entenderlo. Me trae sin cuidado tus tonterías, ahora estarás con
ella, esperando, apoyándola, tranquilizándola, estarás luchando a su lado. Te
guste o no…
-¡¡Crees
que aceptaré órdenes de un pirata que ni siquiera es digno de su poder!!
Los ojos del capitán brillaron, y su cuerpo quedo rodeado de
unas intensas llamas verdes… el color de sus ojos… el color de su alma.
-Harás
lo que te digo… debes comportarte como un hombre, y si para ello debo mostrarte
mi indigno poder, puedes estar seguro que no dudaré en mostrártelo.
El mago del fuego retrocedió asustado. La herida de su cara
aún no se había curado del todo, y no tenía ninguna gana de remarcarla.
-Tus
llamas… no son azules… el poder del maestro…
-Sigues
sin entenderlo… yo no quería el poder del maestro, solo impedí que no lo
utilizaras para fines injustificados, para demostrarte no existe un poder
definitivo, o mejor que los demás. No hay poderes de niveles inferiores,
cualquier humano podría derrotar al más temible de los adversarios si tiene
clara una cosa, que el poder de un hombre no reside en su capacidad
destructiva, sino en la grandeza de su corazón y la fuerza de sus sentimientos.
Por eso, y solo por eso mi querido hermano, mis llamas son verdes, porque lo
que tengo dentro del pecho no es el corazón de mi maestro, sino que el mío
propio.
-Por
eso mis llamas no pudieron contra tu viento…
El capitán sonrió, estaba comenzando a comprenderlo al fin.
¿Sería este el comienzo del nacimiento de un auténtico hombre?
-Vuelve…
te estará esperando…
-Solo
dime… ¿a quién estás intentando cazar con tanta rabia?
-Al
responsable de todo… estoy intentando atrapar al tiempo…
No hay comentarios:
Publicar un comentario