Sus ojos verdes observaban cada movimiento, cada detalle. La
ciudad estaba prácticamente en ruinas, pero sus supervivientes optaron por
establecer su oportunidad de sobrevivir en el mismo lugar. Ladrones, asesinos,
mercenarios… la ciudad negra era demasiado peligrosa para vivir, pronto estallaría
una sangrienta lucha por sobrevivir, pero en sus mentes solo había cabida al
dinero.
Dinero… en una sociedad como aquella no serviría… apuró su
cerveza, y dejando un par de monedas salió del bar. Había parado para
descansar, pero era evidente que allí no podría hacerlo, había demasiados ojos
observando.
Caminó durante largos minutos, el viento acarició su rostro,
se estaba volviendo cada vez más frio, era buena señal. Una vez la ciudad negra quedo situada a su espalda se detuvo.
-¿Por
qué me has seguido? –su voz resonó con eco.
-Tú…
-una joven salió de entre la oscuridad. Sus ojos verdes la reconocieron al
instante, había pasado mucho tiempo y las cosas habían cambiado mucho- Tú…
eres…
-Sí.
-Entonces…
quiere decir que aún hay…
-No… lo
siento, viajo solo… no te voy a proteger…
-Pero
tú… eres…
El joven suspiró con cansancio, se merecía esa situación,
todos ellos, una pena que no los hubiera encontrado, pero aun así…
-Sal de
la ciudad, en cuestión de días será un caos, dirígete a la costa, y no confíes
en nadie –dijo aun sin saber por qué.
-Gracias…
has cambiado ¿sabes? Mucho…
-Lo se…
Poco a poco la fue dejando atrás. Mientras en su cabeza
resonaba “Las circunstancias han querido
que cambiara”, sus pasos solo avanzaban hacia el norte, algún día llegaría.
No hay comentarios:
Publicar un comentario