martes, 2 de septiembre de 2014

La puerta del mar



Sus ojos verdes  observaban la vieja puerta de madera. Todos los años la cruzaba… esa puerta, la puerta a un mundo tranquilo, sin preocupaciones, un mundo en el que todos querrían estar, pero pocos saben aguantar. Él era inteligente, solo la cruzaba y volvía al cabo de unos días, sabía que la realidad aguardaría su regreso, conocía el camino de vuelta…
Su mano tocó el metálico pomo, y noto la fuerza desde el otro extremo. Aún estaba dudando de si cruzarla esta vez… ¿haría bien pisando esos maravillosos dominios?
Sus ojos se humedecieron, y tras dudar una vez más, abrió la puerta y la cruzó. El sol inyectó calor a todo su cuerpo, y el mar le acarició con su maravillosa brisa, aunque el joven siguió sin sonreír, ¿era esto lo correcto?
Tan absorto estaba en sus pensamientos que olvidó cerrar la puerta… la puerta hacia el mar…

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